martes, 12 de julio de 2011

12 de julio. IKEA

Hoy mi madre ha encontrado un disco que desapareció el año pasado; en él están pasadas a soporte digital todas las películas antiguas que se han grabado en la familia a lo largo de los años.
Las hemos vuelto a ver juntos y hemos acabado los dos llorando de nuevo por la emoción. El ver a tantos seres queridos que ya no están, recordar la infancia, las relaciones que se fueron y las que han llegado, pensar en cómo hemos cambiado en unas cosas y lo iguales que seguimos siendo en otras…
Es impresionante tomar conciencia de la forma en que la vida va cambiando y nos va transformando a nosotros mismos…
Pero nuestra voluntad no puede quedarse al margen de ese proceso, esa evolución no es algo inexorable que se nos viene encima; nuestra libertad tiene un papel fundamental en ella.
Lo fácil sería eso, la pasividad, desentendernos de todo y simplemente dejarnos hacer. Muy frecuentemente nos situamos así ante Dios, casi queriendo forzarle a que nos anule. Lo hacemos cada vez que le pedimos que nos de las cosas hechas.
Pero Él no es así, Él necesita nuestra participación porque el amor es siempre cosa de dos.
Dios nos ofrece siempre lo que le pedimos, aunque nosotros queremos las cosas resueltas, terminadas, soluciones mágicas y cómodas; mientras que Él nos las ofrece de otra forma, sus respuestas nos llegan igual que los muebles de una famosa marca sueca: desmontadas, necesitando nuestra participación.
Dios nos pone en las manos todo lo que nos hace falta para crecer, ser, amar, transformarlo todo, pero después somos nosotros los que tenemos que tratar de de interpretar el prospecto (orando para aprender a discernir) ordenar las piezas (contemplando nuestra realidad), de encajarlas (estudiando las relaciones que están presentes en ella), unirlas (amando cada día más y mejor), poner tornillos (esforzándonos, comprometiéndonos en la misericordia y la compasión)… Participando, siendo protagonistas con Dios, así es como vamos amueblando nuestra vida y el mundo, llenándolo de la belleza divina, regalándola por todas partes.

1 comentario:

  1. Que buen símil.....
    Espero que sigas cargando las pilas para tu bien y después para el nuestro.
    Me parece que estas creciendo muchísimo
    Besitos de la familia Morales

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