Una situación tan difícil como la que casi todo el mundo esta viviendo en
la actualidad, hace que muchas personas lleguen a encrucijadas complicadas; en
las que hay que decidir entre lo que conviene o hace falta y lo que se cree que
es lo correcto…
Más de una vez he atendido a gentes que venían a preguntarme el camino, lo
que tenían que hacer. Yo -ningún sacerdote- por mucho quisiéramos, debemos ni
podemos asumir esa responsabilidad que es personal, que pertenece sólo a cada
uno; pero si trato de escuchar, de ofrecer elementos de juicio.
Puede ser que estemos empezando por el tejado, al intentar salir de esta crisis
que vivimos. Es evidente que, para demasiadas familias, lo que urge ahora mismo
es el aspecto económico, pero puede ser que, en realidad, lo que más falta nos
haga a todos sea fortalecer la cimentación, las raíces sobre las que
construimos nuestras vidas.
No veo salida a este callejón oscuro mientras sigamos inmersos en esa
mentalidad del sálvese quien pueda; el que no corre vuela; tonto el que no se
aproveche del otro, el que no roba, engaña o estafa; la facilidad del camino
ancho…
En estos tiempos duros, seguramente, es más necesaria que nunca la
generosidad, la misericordia, la honradez, el trabajo, el esfuerzo… aunque
parezca que no estén de moda.
Optar por lo que se cree y no por lo que interesa es la única forma de ser
auténticamente libres; aunque eso
suponga también que tengamos que apostar.
El riesgo de ser libres puede parecernos más claro y temible, pero no es
menor que el que corremos si nos decidimos por “dejarnos llevar” por la
corriente… entonces el peligro que corremos no se ve, está disfrazado, pero es
el más fatídico de todos, porque siempre nos lleva –irremediablemente- a una
forma de muerte: se apaga la esperanza y se congela el amor; nos aislamos en el
individualismo y nos condenamos a la soledad de lo superfluo. Nos quedamos sin
lo que, de verdad, necesitamos para ser felices.
Pienso que es la única forma de afrontar
y resolver la realidad que nos está tocando vivir, rescatando una serie
de valores que se nos estaban olvidando; siendo capaces de vivir de una forma
alternativa, diferente a la de la mayor parte del personal; siendo un germen
que se vaya extendiendo entre nuestros compañeros, familia, vecinos…. Siendo
levadura en medio de la masa.
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