Anoche, estuvimos hasta las tantas, en uno de los grupos de la parroquia,
hablando de la actual situación económica del mundo; tratando de comprender y
desentrañar sus causas y consecuencias.
Al final de la conversación, nos planteábamos qué hacer ante todo lo dicho;
cómo actuar o reaccionar ante semejante maraña de corrupciones y ambición.
Estábamos de acuerdo en que la raíz de todo, la verdadera crisis era de
valores como la honestidad, el compromiso, el trabajo y la generosidad. Habría
que buscar un modo de vida alternativo, concluíamos.
Yo no dejo de darle vueltas a que, probablemente, en momentos como este es
cuando más se evidencia la verdad del Evangelio; son situaciones así las que
nos hacen darnos cuenta de que aquel Galileo tenía razón y, hace más de 2000
años ya nos ofreció las respuestas que buscamos hoy.
No es casualidad que los discípulos estuviesen empeñados en sus redes
cuando recibieron la llamada…podían haber estado con sus familias o tomándose un
vinito con los amigos…pero no, estaban enfrascados en aquello que les permitía
mantenerse, en sus trabajos, en la búsqueda de lo que les permitía comerciar y
ganarse la vida.
Y Jesús les invita a dejar eso de lado, a priorizar otras cosas y a
seguirle “os hare pescadores de hombres”. Es el ser humano el que debe estar en
el centro de nuestra existencia, no el dinero.
No podemos servir a Dios y al dinero… y aunque no queramos, acabamos
viviendo solo para ese ídolo que nos engaña. Las redes de lo económico, en
cualquiera de sus formas, nos prometen seguridad, bienestar, felicidad… pero no
es así; una vez que nos atrapan nos tienen en sus manos, nos exprimen y causan
dolor –a uno mismo o al de al lado-.
“Dejad las redes y seguidme”… no podemos irnos a vivir a la selva, ni
prescindir de nuestro sistema social, pero, a lo mejor, esas palabras hoy nos
invitan a revisar nuestras actitudes y prioridades materialistas, para buscar
el modo de romper con ellas, de salirnos de su seducción, de vivir y presentar
un modo alternativo de ser y relacionarse.
En medio de esta crisis, ante tantas familias que están sufriendo, frente a
la amenaza que nos rodea a todos… estas palabras siguen sonando en la playa que
cada uno somos… deja las redes y sígueme.
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