Hoy he estado un buen rato abrazado al dolor, dejando que llorará sobre mi pecho… intentando que mi calor fuese el calor de Dios para aquél sufrimiento.
Un dolor que había querido ser reprimido durante mucho tiempo, que había buscado mil y una vías de escape para que no se notara; unas lágrimas que no habían querido salir intentando disfrazarse de indiferencia.
He estado abrazado a un corazón asustado, encogido ante la amenaza de no poder seguir queriendo; un corazón que en vano se había colocado todas las armaduras; que trataba de distanciarse, corriendo sobre un suelo que no se movía del mismo lugar.
He abrazado, en definitiva, al amor; con toda su complejidad y dificultad.
Qué misterioso y grande es ese amor…qué cierto es eso de que nada ni nadie puede apagarlo. Es como si tuviese su propia vida, su autonomía; no obedece ni se somete a lo que nos dicta la racionalidad.
Cuando duele, cuando el futuro se percibe oscuro, cuando nos asusta que se rompa, cuando el inconsciente ve que, para evitar el sufrimiento, lo más sensato es dejar de amar; es cuando este se hace más fuerte y poderoso... y se abre camino por donde sea; se escapa del calabozo profundo y perdido en el que quisimos encerrarlo y vuelve a hacerse consciente en nuestra piel.
Nadie sabe cuándo nos iremos de aquí, cuando llegará el “hasta pronto”, lo único cierto es que, mientras podamos, no podemos ni debemos renunciar al amor; que hay que aprovechar todas las oportunidades que la vida nos ofrece para amar del todo; mientras nos tengamos; mientras estemos juntos… todo lo demás viene después.
Porque, en Dios, el amor es eterno también… fue el ayer; el que nos hizo nacer, el que nos cuidó y posibilitó crecer; es el hoy, el que nos hace verdaderos, el que nos colma y da razón.
Es el mañana, la meta hacia la que vamos, el lugar del reencuentro; la presencia que va más allá de todos los límites.
Somos amor en el amor.
Gracias por compartir tus reflexiones y dibujos con los demás Felix. Merece la pena pararse un rato y reflexionar sobre tantas cosas que si nadie nos lo pusiera en bandeja como lo haces tú no seríamos capaces de pararnos.
ResponderEliminarEl amor duele y bastante.Creo que he llorado más veces por amor que por otras circunstancias.El problema es que el llanto del amor es un llanto contenido para ti mismo.Nadie lo entiende, ni entiende tus pensamientos...dicen que son llantos de alegría por querer a alguien o a algo en concreto, pero para mí, no son de alegría.Los que lloramos, sabemos distinguir porqué lo hacemos.Ese amor nos duele, porque incluso a veces, no se puede demostrar la intensidad y es tanta.....que hace tanto daño.....Es difícil.TQ.Bss.
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