Se me ha ocurrido que, desde hoy y hasta el día 24, podría ir subiendo cada día el dibujo de un personaje del belén para que, el día de navidad ya lo tengamos montado del todo en la red y sirva de felicitación para todos los amigos y amigas de este blog.
Cuando venía de camino a Salamanca, en este último viaje, he pasado bastante miedo. La razón seguro que hace reír a quienes sean de climas fríos, pero es que uno es del sur, de una tierra más bien templada y no está acostumbrado a ciertas cosas que, en muchos lugares, son el pan nuestro de cada día..
He salido de casa con el termómetro marcando 14 grados centígrados y, conforme iban consumiéndose los kilómetros, aquello iba bajando...10º, 8º, 5º...
De repente, al alcanzar los 3º, el coche -que mira que saben ahora los coches ¿eh?- me ha puesto en la pantalla un aviso intermitente: ¡riesgo de hielo!
¿¡Riesgo de hielo?! ¡¡¡¿y ahora qué hay que hacer?!!! en ese mismo momento se me han aparecido dos frailes chiquititos que se me han montado uno en cada hombro.
Uno de ellos estaba muy pálido y encogido de miedo, de dudas, de no saber...; el otro no, ese iba de "enterao" y pasaba de todo. El primero me decía que eso debía ser peligroso, que me diese la vuelta o me parase, ¡que viniese un helicóptero a recogerme!; el segundo, con despreocupación, me animaba a que no hiciese caso a la advertencia, que siguiese adelante como siempre, como si no pasara nada... como parecía hacer el resto de los conductores.
Ninguno de mis dos "consejeros" me convencía, cuando la vida se ve asaltada por la noche y el frío, cuando aparece lo desconocido y el temor... no se puede uno parar, ni tampoco retroceder... no tiene sentido y además es imposible, porque nuestro viaje no se detiene jamás, aunque queramos; tampoco era lógico ignorar unas circunstancias que, aunque en un recorrido conocido, eran completamente nuevas para mí... eso sería una temeridad y una tremenda falta de responsabilidad.
De manera que he apagado la radio, extremado la atención y reducido la velocidad; me he puesto a hacer lo mismo que hago siempre que me entra el vértigo o el susto: rezar, rezar y rezar... así, despacito, pero con firmeza, he seguido adelante.
El letrerito de marras ya no ha dejado de parpadear hasta que he llegado a mi destino, ya a bajo cero; los dos frailecillos tampoco han parado de discutir en mi cabeza... lo cuento medio en broma, porque sé que la cosa no era para tanto, pero debo admitir que sí he pasado bastante miedo y que he llegado a Salamanca con la tensión enganchada en el cuello y el estómago arrugado.
La experiencia me ha hecho dibujar a este pastor, caminando en medio de la noche, buscando el lugar donde nace la luz y el calor. En aquél tiempo, eran gente marginal, impuros por su profesión... a ellos, el relato evangélico los coloca como los primeros en acoger el nacimiento de Jesús. Envueltos en el frío de la soledad y el aislamiento; en medio de la noche de la pobreza y la injusticia; también ellos se asustaron ante un anuncio, ante la más grande novedad de la historia... y, en lugar de huir de aquello o de ignorarlo, se levantaron del letargo y se pusieron en camino, se hicieron buscadores primero; testigos y predicación después.
Has vencido a los dos, te has dejado guiar por lo que tú considerabas justo, aunque sea con miedo, pero has tenido el coraje y la valentía, que siempre te acompaña con tu Fe.Esa Fe que a algunos en momentos determinados, hemos dudado de ella, y que tú has seguido fielmente.Hay momentos en los que te entra miedo y te detienes, y otros que uno va de "enteradillo" como bien dices, y llevas razón que no hay que pararse, ni retroceder.Gracias por compartir, y por demostrarnos que siempre está ahí, tu Fe, y que sólo tenemos que fiarnos aún más, ya que la tuya, puede llegar a ser la nuestra..TQ.Bss
ResponderEliminarPara adelante siempre!! Al frailecillo frenon debias haberlo tirado por la ventana en una curva..
ResponderEliminarCarlos bardon