Anoche, me vine otra vez a Salamanca. Ya se está acabando esta experiencia de venir semanalmente, sólo me queda esta clase y la de la semana que viene, para finalizar la asignatura que me falta.
Aquí, mi ritmo se ralentiza, la paz y el silencio de este convento me ayudan a pensar y rezar...
Hoy, en la oración de la tarde, ponía ante Dios mis esfuerzos, especialmente los que trato de llevar a cabo en estos días de adviento. Pensaba en lo difícil que suele resultar el abandonarse, el desprenderse del lastre innecesario y en las muchas dimensiones en las que tengo que convertirme... es complicado y exigente esto del Evangelio.
Estaba yo con mis quejas y justificaciones cuando enseguida me ha invadido un pensamiento que me callaba la boca del todo:
También son costosas otras empresas que llevo a cabo, hay otras muchas cosas por las que el personal es capaz de dar el callo, de esforzarse hasta el final, de renunciar y sacrificarlo todo.... por ser reconocidos, por un bienestar económico, por el físico, la salud, la diversión...
Conozco a personas que han tirado su vida familiar por la borda en beneficio de su carrera; a muchos que rigurosamente se cuidan el cuerpo o la alimentación; nos dejamos la piel en los trabajos cada día; tenemos muy presente la cuestión económica a todas horas... incluso todos sabemos de otros que han vendido hasta a sus padres por la fama.
Todos esos ídolos o falsos dioses de hoy, son igual o más exigentes que el Señor; sin embargo, para Él nos resulta casi imposible encontrar el tiempo y las ganas; se nos hace costosísimo establecer un ritmo de oración; comprometernos en algún ámbito eclesial; hacer comunidad o soportar al de al lado; ponernos al servicio de quien lo necesita, formarnos; dar la cara...
Los ídolos no tienen mucho que ofrecer, más bien nada; nuestro Dios nos lo da todo.
No podemos servir a dos señores... eso está claro, tan claro como que el Evangelio está a nuestro alcance.
¡Cuánta razón tienes!¿y sabes lo que pasa?.que cuando te acercas a Él , a una convivencia, a una comunidad,...¡te sientes tan bien con el tiempo!...Y no sólo éso, sino que engancha, lo necesitas, lo buscas en tu vida,....porque Él nunca te falla.Mi familia y yo, no perdíamos el tiempo, y ahora lo buscamos.TQ.Bss
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