Bueno, parece que ya tengo diagnóstico: Unas anginas tremendas, con todos sus complementos y mejoras de serie; fiebre y la garganta llena de pus.
Doctor!!! Pero es que el martes defiendo mi tesina!! Tendría que reponerme ya, para poder estudiar y preparar la exposición.
En ese caso, me ha dicho muy amable el médico, te tengo que poner un tratamiento muy fuerte… ¡lo que sea Doctor!
Pues tan fuerte es el tratamiento que me he pasado el día entero como drogado; sin sentido.
De vez en cuando me espabilaba un poco con la llamada de alguien que se interesaba por mí, pero inmediatamente volvía al sinsentido.
En ese estado, medio grogui en el que he pasado el día me llamaban la atención los latidos del corazón. No sé si es cosa mía o esto nos pasa a todos, pero si hoy lo que me dolía era la garganta, precisamente era ahí en el cuello donde con más fuerza sentía el bombeo de la sangre por mi cuerpo.
Igual es una tontería, fruto de la química que llevo en el cuerpo, pero eso me hacía pensar en esa unidad del cuerpo, que cuando una parte está mala , todo el organismo se vuelca con ella.
Nuestro corazón, a fin de cuentas, nos enseña a volcarnos con el débil… no en vano en él está la vida no?
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