jueves, 10 de enero de 2013

9 de enero. IN MANUS TUAS


El miércoles es el día que mis hermanos y yo dedicamos a la comunidad; nos reunimos y generalmente compartimos la Palabra de Dios; la rezamos y preparamos juntos nuestra predicación, para mí es uno de los momentos más bonitos de la semana porque es como si ahí, en ese ratillo juntos, se concentrara toda nuestra vida y vocación.

Tras las fiestas de navidad,  estoy pensando mucho precisamente en eso… en la forma en la que, la llamada que Dios me ha regalado, se ve llena de la luz del niño de Belén; en el modo en que ésta se renueva tras la contemplación de ese gran misterio. Estoy convencido de que es así, aunque aún no sé cómo se va a concretar esta certeza.

De momento, sí estoy advirtiendo un montón de nuevas energías, así como numerosos proyectos e ideas que se me ocurren y queme ilusionaría realizar… pero poco más por ahora;  así que, aunque sea más bien poco, lo voy poniendo todo en sus manos.  También eran una insignificancia los pocos panes y peces que un muchacho ofreció para alimentar a la multitud y, sin embargo, al servicio del maestro fue más que suficiente para saciar a todos.

Ese bebé que nos nació hace un par de semanas viene para renovarnos; sabe lo que nos preocupa y duele y quiere librarnos de todo ello; conoce nuestros sueños y posibilidades y pretende hacerlos realidad… pero tenemos que dejarlo hacer a Él.




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