Hoy hemos celebrado una fiesta
grande en la Orden, el día de Sto. Tomás: uno de nuestros hermanos más
insignes, un descomunal teólogo e incansable buscador de la verdad, una
cuestión que hoy no está muy de moda: se oye decir que no existe la Verdad, que
cada cual tiene la suya.
Si eso fuese así, si lo que hubiese
en realidad solo fuesen pequeñas “verdades” personales, nuestra situación sería
muy triste; no podría haber una base común sobre quienes somos o la misma vida;
nada en lo que pudiésemos encontrarnos para construir una existencia compartida…
nos estaríamos condenando al individualismo y la soledad.
Pero el mundo no es así en
absoluto; si somos capaces de ir más allá del “yo siento” o “yo creo” para
llegar a los argumentos serios, nos damos cuenta de que sí existe esa Verdad,
aquello en lo que todos coincidimos: el deseo de sentido, felicidad, la paz, el
amor, la justicia, la dignidad… incluso un, más o menos consciente, anhelo de
eternidad, una sed de que todo lo bueno que somos y tenemos perdure para
siempre… En eso estamos todos, seamos como seamos, los creyentes de cualquier
religión y los no creyentes; los de unas convicciones políticas y los de otras;
los del norte y los del sur.
Lo que pasa es que si existen
infinitud de matices a la hora de expresar y definir esos ideales; son muchos
los caminos que se proponen para alcanzarlos y también son diferentes los
puntos de partida o las perspectivas desde las que se contemplan.
Jesús dice a Pilatos “Para esto
he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad;
todo el que es de la verdad escucha mi voz"(Jn); se presenta a sí mismo,
su vida y palabra, como la manifestación
de esa Verdad, de eso en lo que toda la
humanidad participa; lo que la sostiene y alienta; de ese “alguien”
que es Dios.
El Señor nos ha revelado
plenamente la Verdad, pero otra cosa es nuestra limitada capacidad para
comprenderla y acogerla, de ahí que nadie pueda arrogarse la plena posesión de
la misma; que todos seamos sólo buscadores, como Tomás.
La llamemos como la llamemos, es
importante que nos pongamos en camino y que compartamos la misión, esa
investigación vital; que dialoguemos y compartamos lo que cada uno descubre…
La búsqueda de la Verdad no es
algo pasado de moda, ni una absurda elucubración intelectual… buscar es la única
forma de encontrar, y en la Verdad está nuestro futuro y nuestro presente, la felicidad
del ser humano.
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