Hoy, jornada de reunión
intensiva; nos hemos encontrado hermanos y hermanas de las distintas ramas de
la familia dominicana y hemos estado compartiendo y trabajando el día entero.
Otras veces ya he comentado lo
que disfruto con estas oportunidades, cuando puedo estar con los frailes, las
hermanas, los laicos y los jóvenes; así que no voy a incidir en eso sino en el
objeto de nuestra reunión: queríamos unificar y coordinar esfuerzos.
Por desgracia, el individualismo
que nos quieren vender por todas partes, se acaba colando también a veces en la
vida de los creyentes; por eso creo que es tan importante que la pregunta
acerca qué hacer, qué caminos abrir y cómo recorrerlos no nos la hagamos por
separado sino que nos la planteemos en plural.
Cada cual es el último
responsable de su proceso de fe, sí, pero no se nos puede olvidar que el
Maestro de Nazaret nos enseñó a ocuparnos y servirnos los unos a los otros,
¡hasta nos mostró que había que rezar en plural a un Padre que es NUESTRO!
¿Qué podemos hacer juntos?¿qué quiere Dios de nosotros? ¿qué nos pide?
Si quiero cuestionarme desde esta
perspectiva común, lo primero que habrá que pensar es dónde y en quienes tengo
ese “nosotros”… En la iglesia, claro, también en la sociedad, desde luego… pero
¿cómo se concreta eso en mi propia vida?
La segunda cuestión sería la de
saber distinguir entre ese “juntos”;que
significa que yo estoy a tu lado y tú al
mío; que ni tú ni yo nos imponemos el pensamiento o el recorrido, sino que desde el amor, la humildad y la confianza, buscamos
el de los dos; y un “conmigo” que pretenda que el otro se anule para adoptar
mis propios criterios e intereses, que te miente creyendo que estás en total
posesión de la verdad… la diferencia entre fraternidad y fariseísmo.
Me da mucho miedo cuando veo en
algunos sectores de la Iglesia que se pretende volver a la censura previa, a la
imposición sin razones, a anular y señalar al distinto, al que disiente; cuando
el punto de partida es el miedo, no se
cuenta con el diálogo y se cree que la comunión es unidireccional.
Por eso, la pregunta de este fin
de semana me llena de ilusión, es la pregunta que lanzo desde aquí al
ciber-espacio; a los creyentes y todas las gentes de buena voluntad:
¿qué podemos hacer juntos? pero
juntos de verdad ¿eh?
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