domingo, 8 de mayo de 2011

7 de mayo. NOS HA NACIDO

Acaban de darme una noticia extraordinaria, hace unos minutos nacía el hijo de unos buenos amigos. El padre, me lo contaba muy sereno, como aún sin haber procesado demasiado el milagro. La verdad es que no sabe uno explicar muy bien la avalancha de sentimientos que estas cosas producen, lo cierto y verdad es que me siento muy íntimamente unido a ellos en la alegría.
 De la misma forma, esta mañana recibía un correo precioso que me hablaba precisamente de lo que trato de compartir desde este rincón perdido en el mar de la red. Me hablaba de la identificación que sentía esta persona con mis dificultades, con el sufrimiento que compartía el otro día.
Todo eso me lleva a pensar, emocionado, en lo mucho que, en el fondo, todos nos paremos; al margen de lo que seamos, de los diferentes grados de experiencia, de lo que tenemos que vivir y de las distintas actitudes con que afrontamos la vida, en realidad, todos compartimos las mismas inquietudes, nos alegramos con las mismas cosas y, básicamente, sufrimos por los mismos dolores.
Sólo un ratillo de comunicación sincera, en el que nos atrevamos a desnudar un poquito el corazón con el otro; a dejar a un lado nuestra imagen, a olvidar el papel que representamos o queremos representar; es más que suficiente para que podamos descubrir lo mucho que, en verdad, nos parecemos todos los seres humanos.
Desde ahí reconocemos las heridas que la otra persona nos muestra, porque también son las que a nosotros nos duelen; las mismas piedras nos hacen caer a todos;  el cansancio en los pies del otro, es el mismo que carga nuestros músculos; los deseos e ilusiones que brillan en sus ojos son también los que encienden nuestro camino. Aprendemos que somos uno.
Seguramente es por eso que, cuando buscamos sanar las llagas del compañero, resulta que cicatrizan también las propias… porque al buscar remedios  para él, encontramos la cura a los propios dolores, porque resulta que  necesitábamos las mismas medicinas, masajes y cuidados…. Al fortalecer la esperanza de quien peregrina a nuestro lado; al clarificar sus metas; nuestro caminar también se transforma, porque es el mismo.
No sé si me estoy sabiendo explicar bien o si se me está “yendo un poco la pinza”, lo que intento decir es que, de alguna manera en esa comprensión radica la verdadera unidad; en entender que solo hay un dolor que aplacar (no el mío ni el tuyo, sino el del ser humano); una vida común que disfrutar; y en la medida en que abandonamos las búsqueda egoísta de lo propio para entregarnos a lo común, entonces es cuando aparecen las respuestas que necesitábamos (no las mías ni las tuyas, sino las nuestras)…
Si la respuesta es el Amor ( y eso lo sabemos de sobra, al menos a nivel intelectual) no puede nunca encontrarse desde el “yo”, tampoco desde el “tu”; el amor, si es de verdad, siempre y sólo está en el “nosotros”.
Es una forma de comprendernos básica para que todo cambie y se ilumine, para acoger en profundidad el sentido de la Pascua y poder disfrutarlo desde ahora mismo; para que el Dios hecho humano, que asumió y destruye ese pecado común, nos revolucione la existencia con su resurrección a una vida nueva, completa, perenne: la vida del Espíritu, la del amor, la de todos.

1 comentario:

  1. QUE FELICIDAD SIENTE EL ALMA, CUANDO EN EL CAMINAR, ENCONTRAMOS PERSONAS COMO TU,DIOS TE QUIERE,NOS QUIERE, POR ESO, PORQUE ERES VERDAD.PIDO A DIOS QUE TE SIGA FORTALECIENDO, QUE LOS AÑOS NO TE HAGAN PASIVO,NO RELATIVICES Y TE DEJES LLEVAR, COMO UN DIA NOS COMENTABAS. ´´TE LO DIGO A LA CARA´´.

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