martes, 31 de julio de 2012

30 de julio. OTRA VEZ AQUÍ

Volvemos a la carga, después de un mes de vacaciones forzosas…han sido semanas muy intensas, llenas de cosas que contar, unas muy felices otras no tanto; pero que me han impedido acudir a esta cita diaria con el blog.
He sido tito de un bebé preciosísimo que se llama Rafael, aunque el parto se complicó y mi hermana estuvo mucho tiempo en el hospital; también se operó mi madre y tuvimos más complicaciones; se marchó a otra comunidad un hermano;  y, después, he estado quince días en el campo de trabajo con los jóvenes de mi otra familia, la dominicana.
Esta noche no puedo hablar de todo, porque, como dice una amiga mía “todo es muy todo”, jejejeje… quiero decir que la intensidad de lo vivido es tal que necesitaría muuuchas entradas para compartirlo con un mínimo detalle: la magia y el milagro de un bebé entre tus brazos y lo que han rescatado esos ojillos de mi interior;   la preocupación, el miedo, la fe; el intento de responder a la vida, tal y como se iba presentando… el verse en la necesidad de dejar aparcadas muchas cosas de la vida; la emoción y el orgullo de un adiós;  la ilusión y la fuerza de los más jóvenes… todo me ha construido enormemente durante esta extraña temporada.
Esta noche, para retomar el hilo, sólo puedo decir que todo lo malo ha pasado, que casi me parece que nunca existió; aunque en su momento parecía que nunca se iba a terminar la angustia, que después de una cosa venía otra… y que lo bueno, no solo permanece sino que va creciendo cada día e iluminando el futuro y llenando el mañana de ilusiones.
Eso es lo que ha pasado, una vez más, en mi vida y en la de mi familia; eso es lo que pasa siempre con toda oscuridad… que tardará más o menos, pero necesariamente termina, que se disuelve si uno no se pierde en ella, si no se abandona a la tiniebla y es capaz de mantenerse en la fe y la esperanza.