miércoles, 11 de mayo de 2011

10 de mayo. VIVO SÓLO PARA TI

Un día más en el que no he parado en todo el tiempo, ¡qué alegría!
Hoy, de todo lo vivido quiero destacar el ratillo en el que he estado, con dos laicos dominicos, preparando la ceremonia de la profesión solemne de uno de ellos. Va a comprometerse públicamente y para siempre con Dios y la Orden, ¡casi nada!
Ha sido un lujo contemplar la ilusión que está volcando en ese momento; la fe con la que lo está viviendo, el cariño que nos tiene y la alegría que desprende a pesar de que, últimamente, la vida le ha dado más de un revés.
En la otra punta del espectro, la llamada de otra persona a la que, a causa de un logro laboral se le está viniendo abajo su vida familiar y su fe. En un escalofriante ejercicio de humildad me reconocía que no había sido capaz de vivir los acontecimientos “como Dios manda”; me decía que nunca le dio la suficiente importancia a Dios en su vida, que por eso su fe no había madurado y que, esa era la razón por la que no había sido capaz de mantenerse en una fidelidad a sus valores, a su gente y a Dios.

Una vez más me venía a la cabeza una de mis parábolas preferidas de los últimos tiempos: la de las vírgenes prudentes y las necias; las que se mantienen día a día, alimentando su relación con Dios y las que no lo hacen porque se “duermen” en el bienestar o la propia comodidad; se dejan envolver por el rencor, la violencia; están centradas en lo material y la injusta ambición; se paralizan por miedo o se hunden en el dolor.
Y llega el momento en que viene el Esposo,  en realidad eso ocurre todos los días, en lo bueno, en lo malo y en lo indiferente, pero es verdad que son los grandes acontecimientos de la vida los que nos hacen percatarnos con más fuerza.
Unas pueden salirle al encuentro, recibirlo y disfrutarlo; tienen esa luz que ha ido creciendo y madurando con constancia, fidelidad y amor y así, pueden afrontar desde Dios cualquier pena, tentación y prosperidad.
Las otras no… se encuentran sin recursos para hacerlo, porque la fe no se improvisa, ni se inventa; se descubren indefensas, sin nada a lo que agarrarse ante el huracán de la vida que, tarde o temprano, acaba desbordándonos.
Y entonces las unas piden a las otras, ¡dame un poquito de tu fe!; pero no puede ser, entre ellas existe ya una barrera insalvable; la de la propia responsabilidad.  Ni las sensatas pueden darle la fe a las necias, ni ellas pueden fortalecerla de la noche a la mañana.
Lo que no dice la parábola es que las primeras, además han disfrutado ya todo ese tiempo de espera; cada día han saboreado anticipadamente el amor del Esposo.
Para las otras no todo está perdido, desde luego, el Señor las ama a todas por igual y siempre está ahí; seguirá “volviendo” a cada golpe del reloj; aún están a tiempo de prepararse para la próxima vez.
“Vivo sólo para ti”, decía un video precioso que hoy he re-descubierto en Internet; esta noche, me gustaría despedirme con él; con la hermosa invitación al AMOR que nos hace a todos. ¡Buenas noches! http://www.youtube.com/watch?v=_PEi8CSjDB4

1 comentario:

  1. ¿Qué sería mi vida sin fe? Pido a Dios diariamente que me la aumente un poquito más cada día. Lo que no consigo entender es cómo se pueden sobrellevar las desgracias,la pérdida de un ser querido, los acidentes, las tristezas, las enfermedades,.......las alegrías... sin su ayuda. Que no la perdamos nunca y que sigas alimentandonos en esa fe, como lo haces cada día en tus reflexiones. Un fuerte abrazo,

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