domingo, 29 de mayo de 2011

28 de mayo ¿ME MATO?

Verdaderamente hay días en los que ni yo mismo me explico cómo consigo llegar vivo hasta la noche. Hoy he salido de casa a las ocho de la mañana y no he vuelto a mi habitación hasta las ocho de la tarde, un ratillo para ducharme y volver a la carga.
Al principio de la mañana, recogía a mis padres para ir a una primera comunión, en un momento de la ceremonia han dicho “sólo el que ama puede ser feliz”… toma ya!!!  Menuda frasecita, aún a estas horas la sigo rumiando.
Por otro lado el niño que hoy recibía por primera vez el cuerpo y la sangre de Cristo. Para mí, ha sido muy cuestionadora la forma en la que lo ha vivido todo desde hace meses, la sencillez y la autenticidad de un chaval que, a su corta edad, estaba sólo preocupado de estar bien preparado para ese momento; que no mostraba ningún interés por toda la parafernalia periférica; que estaba nervioso por el encuentro que se avecinaba.
Hay que reconocer que hay personas que, desde muy pequeñas, muestran una especial sensibilidad para las cosas de Dios… y eso me fascina…
De allí he salido corriendo para una boda. Se casaba un miembro de una familia que quiero y admiro. Casi lloro en la ceremonia (quien haya leído algunas entradas más de este blog, ya irá dándose cuenta de que soy de los de la lágrima fácil) con lo que se respiraba y se oía en esa unión.
He tenido el privilegio de ser testigo de un momento importante en la vida de una “tribu” llena de personas muy hermosas… y eso me sobrecoge…
Empezaba la tarde con una reunión con los dominicos seglares. Hemos conversado sobre la predicación, a partir de algunas citas de la filosofía, la teología y la literatura, que uno de los hermanos nos exponía magistralmente; se ponían sobre la mesa las experiencias de cada uno, desde las diferentes edades y situaciones… una de las hermosas conclusiones que sacábamos era que Dios es el predicador con mayúsculas; que es capaz de valerse de nuestra incapacidad para hacer llegar su amor a la humanidad y que, así, podemos dar hasta lo que no tenemos.
Tarde de fraternidad, de estudio, de contemplación, verdad y misericordia… tarde dominicana… y eso me enorgullece.
Cuando mis hermanos se marchaban, llegaban los jóvenes de confirmación; con sus problemas, sus deseos, sus impulsos e inseguridades. Y, de nuevo, yo con ellos, dejándome querer, disfrutando con la frescura de su sed… y eso me esperanza…
Al terminar el día, me doy cuenta de que se me ha encogido el corazón,  se me ha ensanchado la mente, se me ha elevado el alma y robustecido mi voluntad; que mis horas han estado llenas de niños, jóvenes, adultos, ancianos…. que, gracias a todos ellos, ha pasado por mí la fascinación ante el misterio de Dios, me ha sobrecogido la grandeza de su amor, me ha enorgullecido mi debilidad y su misericordia, me ha esperanzado el mañana y la humanidad.

Y ahora veo con facilidad cual es la respuesta a la pregunta con la que abría estas líneas.
¿Qué cómo puedo llegar vivo al final de la jornada? Pues porque tengo la suerte de que me apasiona todo lo que hago, que para eso me hice fraile; porque por mucho calor que he pasado, por más que me duelan los pies, por agotado que esté… lo único que he hecho, es recibir vida en abundancia por todas partes.
Me acuesto molido, pero vivo, más vivo de lo que me levanté.


2 comentarios:

  1. Hay una frase que un fraile carmelita suele repetir hasta la saciedad que dice: "si no vives para servir no sirves para VIVIR" Y hay otra que dice: "cuanto más AMAS MÁS VIVES...Es una bendición de Dios q haya frailes como tú, q transmitan esa VIDA, aunque vuestra labor es a veces invisible para muchos pero lo único q importa es "sólo el que ama puede ser feliz" y tu estás ya en el camino de esa FELICIDAD...

    ResponderEliminar
  2. Querido amigo. Ya sabes lo que pienso sobre tu maravillosa enfermedad, esa que provocas en los que te rodean, en los que tenemos la gran suerte de vivir cerca de tí. Se trata de un mal muy contagioso y contra el que no existe vacuna, ni tratamiento una vez se contrae. Es más, esta enfermedad es la mejor terapia para la gravísima endemia que nos invade, la OMISIÓN. La indiferencia aparente con la que contemplamos los humanos la VIDA, ese regalo de El Padre-Madre Dios. ¿Sabes la última epidemia que provocaste recientemente? Pues en esa boda a la que te refieres en esta entrada del blog. Generaste unas expectativas, una ilusión que te he transmitido personalmente ya y que ahora quiero hacer pública, si tu me lo permites, porque creo que fabrica ilusión y esperanza. Gracias, hermano y a seguir contaminando...

    ResponderEliminar