lunes, 23 de mayo de 2011

22 de mayo. ERES UN XXXXXX Y UN XXXXXX

Lo de esta mañana ha sido muy fuerte. Por fin hemos acabado con las primeras comuniones en la parroquia…me resulta triste expresarlo así, pero creo que ese es el auténtico sentir de la comunidad y los catequistas.
Se nos llena la Iglesia de gente, que no sabe qué hacen allí y, lo peor, que no saben respetar ni la fe de los otros ni el ámbito en el que están. Desde hace un año, en estas celebraciones me toca hacer de “poli malo”: me tengo que quedar –con mi hábito puesto- entre la gente, para tratar de mantener entre ellos un poquito el ambiente celebrativo y unos mínimos de educación.
Si tenemos en cuenta mi timidez y mi carácter, es fácil entender lo difícil que me resulta tener que estar llamándole la atención al personal… intento hacerlo con simpatía y cariño.
Pues bien, esta mañana, en medio de la eucaristía me han insultado ¡dos veces! Y además nos han acusado de querer hacer negocio a costa de los chavales que recibían la primera comunión.
Qué violencia interior me ha generado esa parejita, que malestar tan grande…. Aunque, por supuesto, en ese momento no les he querido decir nada ¡estábamos en medio de la misa!
Lo que más me ha dolido no han sido los insultos, no es la primera ni la última vez que alguien trata de ofenderme… además reconozco que los adjetivos que me han regalado no iban muy descaminados (digamos que eran sinónimos de tonto y poco espabilado…jejejeje)
Lo peor ha sido lo injusto de todo el comentario… el atrevimiento de la ignorancia.
Pretender que sacábamos dinero con algo en lo que un grupo de personas de la comunidad parroquial lleva dos años trabajando desinteresadamente, privándose de esos ratos semanales con la familia para intentar transmitir a unos niños los valores del evangelio; de una celebración que hemos preparado con todo el cariño, que nos ocupa toda la mañana del domingo, que nos cuesta dinero en luces, limpieza, flores… y muchos recursos humanos, ¡es tan profundamente torcido!
Al final no solo te encuentras con que pocos reconocen toda esa dedicación sino que encima ¡¡¡nos acusan de timadores y aprovechados!!!
La verdad es que esta situación es más común de lo que parece, en la mayor parte de las celebraciones de bautizos y bodas también pasa un poco lo mismo… En mi parroquia no le exigimos nada a nadie, sólo y siempre la voluntad. A veces hay personas muy generosas, pero no es lo más habitual; la gente se debe creer que las cosas se hacen solas y se mantienen de la nada. Se gastan cantidades indecentes en celebraciones, vestidos, regalos, carruajes, reportajes, invitaciones… ¡qué se yo! Pero qué poco se valoran las horas de papeleo y burocracia que hay detrás de una boda; el tiempo y el cariño que dedican las parejas que imparten los cursillos previos; la entrega de los sacerdotes; lo que cuesta la factura de la luz de una Iglesia o que mientras te cansas de hacer fotos hay una persona esperando para cerrar el templo y barrer el arroz del suelo (¡¡¡y anda que no es puñetero!!!), en fin, mil cosas.
Pero ¡esto es lo que hay! Para colmo de todo, los miembros de la Iglesia quedamos como peseteros y aprovechados.
Esta mañana estaba muy indignado, pero ahora ya lo vivo con paz. Supongo que esta situación es también parte de la aventura del Evangelio, “que no sepa tu mano derecha lo que hace la izquierda”; de ser sal y luz en el mundo, de dar sabor pero sin que se note tu presencia, de darte y hacer las cosas lo mejor que sabes y puedes sólo por el bien del otro, sin esperar que te lo agradezcan…


Y bien es verdad que la recompensa llega por otro lado, está en las sonrisas de los niños, en el cariño que te dan; en lo que se crea y vive entre todo el equipo de catequesis; en saber que has hecho lo que tenías que hacer, que ahora es el turno de Dios. Sólo Él sabe los caminos y las formas de las que se valdrá para seguir llegando a la vida de los críos, al futuro de los bautizados o al amor de los jóvenes matrimonios.
En esto y en tantas otras cosas…“Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.” ¿no?

6 comentarios:

  1. Mª Carmen Martínez Revillas23 de mayo de 2011, 9:02

    No sabes cómo te comprendo. Sin llegar a ser lo mismo, a mí me pasa todos los días igual en mi trabajo. Te desvives por solucionar un problema a un cliente, por intentar ponerle un producto que se adecue mejor a sus necesidades, en ser amable a más no poder para que quede satisfecho... y al final algunos te sueltan aquello de "eres una hija de tal y te voy a denunciar".Menos mal que al final queda la satisfacción del trabajo bien hecho. En fin, es lo que hay. La gente va a lo suyo y no se para a pensar en las personas que le están ofreciendo un servicio, ya sea en mi caso como simple trabajadora de una compañía o, como en el tuyo, haciendo tu labor como sacerdote. Un beso enorme y que sepas que me acuerdo de tí casi todos los días ;-)

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  2. Querido hno. lo ÚNICO que tenemos que hacer los cristianos, es lo que EL nos enseño, AMAR y PERDONAR. Y cada vez que perdonamos viviendo la carta de S. Pablo a los Corintios es impresionante como interiormente te sientes.
    Como somos limitadisimos nos duele pero enseguida EL MAESTRO INTERIOR, nos habla,orienta,ilumina......
    Jesús nos dice "es mejor perdonar que ser perdonados"
    Comparto contigo como vivo, cuando me sucede.
    Hoy por fin me he animado, gracias por compartir tus experiencias con nosotros.
    Abrazos de Josefina

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  3. Pues habrá que reflexionar y ver qué hacemos para reconducir los sacramentos a su sentido más profundo. Es responsabilidad de toda la Iglesia promover mas austeridad y profundidad.

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  4. Anónimo 2 dijo....
    Sois maravillosos, os moveis en medio de este caos dañino que son las mentes egoistas y buscais el comprender, el perdonar, Dios os bendiga por que a pesar de la indignación que se siente, tengais esta actitud.

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  5. Yo tambien te comprendo muy bien.
    Hace años fui catequista de primera comunion, y he vivido esas situaciones.Daba pena ir ese dia a la celebracion y ver a toda esa gente, alli, como dices sin saber a que van...........
    Y a mi insultarme, creo que no, pero si una vez uno de los niños,me pregunto (asesorado por la madre)que cuanto me pagaban por dar la catequesis, cual era mi sueldo, me quede pensando, con todas las horas que hecho aqui, ganaria mas que en mi trabajo, catequesis de comunion, de confirmacion, grupo de jovenes, coro, consejo parroquial, coordinadora en la delegacion de juventud,... echando cuentas, si mi sueldo seria mayor que con lo que ganaba con mi trabajo, y en realidad asi era me estaba ernriqueciendo, gastanto, regalando, mi tiempo en esos niños, y jovenes, me enriquecia con lo que aprendia de ellos y de Dios.Mi cuenta bancaria no aumentaba, pero si aumentaba el Amor que recibia, las alegrias, ver la ilusion de esos niños y aumentaba mi fe,si , estaba ganando mucho porque de esos niños recibia mucho, mucho mas de lo que yo les podia dar.
    Sientete orgulloso de tu habito y seguir estando entre la gente, y tratar de trasmitir lo que que realmente es ese precioso sacramento y lo vivan con alegria , el de la comunion y todos los sacramentos.
    y si te insultan, ofrece tu mejor sonrisa, y bendice..............
    Y seras bienaventurado y recibiras la mejor recompensa..........

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  6. Querido Félix. Soy unos de los padres que ayer celebraron la 1ª comunión de su hija. Quiero animarte. Piensa que esas personas que te insultaron son una minoría. Te puedo asegurar que todos mis invitados se sintieron muy a gusto con la celebración y comprendían perfectamente vuestro mensaje de evitar fotos. Sé que es fácil decirlo desde mi prisma, pero debes olvidar rápidamente las acusaciones. Yo estoy muy agradecido a la parroquia, a los catequistas y al mensaje de Jesús (el párroco). Lo importante es no defraudar a Jesús (Jesucristo), con independencia de cómo se viva la fe. Es un ignorante quien crea que estas celebraciones se hacen por “economía”.

    Ánimo y seguir así. Para mí sí que sois un ejemplo de vida, de comunidad y de catequesis. Un fuerte abrazo.

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