miércoles, 5 de diciembre de 2012

5 de diciembre. BUSCÁNDOTE


Estamos acostumbrados a plantearnos el adviento como un tiempo de conversión; la oportunidad de cambiar, el momento en el que tengo que hacer las cosas mejor o debo abandonar los malos hábitos…

No digo que no, desde luego, pero esta tarde, en la reunión comunitaria, uno de mis hermanos nos ha regalado una perspectiva que me ha encantado y quiero compartir aquí:

“Es el tiempo de buscar nuestra alegría”

Desde que lo he oído, no se me va de la cabeza; sigo acariciando esa idea con el pensamiento.

Me pregunto si, antes de ponernos a buscar, sabemos de verdad por dónde hacerlo e, incluso, si conocemos  qué es lo que nos da alegría de la buena…. Me refiero a esa  que no se dibuja solo con la cara sino que se nos agarra al corazón y se nos sale por los ojos; a esa que no se marcha cuando llega la oscuridad sino que, por el contrario, es la que en esos momentos nos serena el alma y nos da la fuerza para seguir adelante…

¿Por dónde está mi alegría hoy? Qué personas, lugares o acciones me hacen estar alegre?

Esa reflexión me parece imprescindible; primero para saborear todas esas bendiciones y también porque, el que es nuestra alegría viene a nuestro mundo y,  si queremos salir al encuentro del Señor, por ahí – en esas gentes, espacios y gestos- debe estar el camino…
 


Saber de esa alegría que ya tenemos, nos puede dar idea de lo que está por llegar; de lo mucho que Dios nos tiene reservado; de lo que aún podemos disfrutar y vivir.

Si pensamos en todo esto ¿quién puede quedarse de brazos cruzados? ¿a quién le pueden faltar las ganas o las fuerzas de adentrarse deseosos en el adviento?

No hay comentarios:

Publicar un comentario