martes, 18 de diciembre de 2012

17 de diciembre. AGUARDA


Hoy, alguien muy joven me expresaba su necesidad de tener ya todas las respuestas; de  saber lo que le deparará el futuro… esa inquietud es propia de los primeros años, cierto… pero de alguna manera nos sigue afectando a todos por mucho que pase el tiempo y más aún en esta sociedad nuestra de la inmediatez… parece que la paciencia no está de moda.

Después en una oración nocturna con un grupo de la parroquia se me ocurría que esa es también una parte fundamental del adviento, de la espera. Podríamos hacer como los grandes almacenes, donde no existe el adviento, ya es navidad desde mediados de noviembre, pero no… tenemos cuatro semanas previas, de preparación y paciencia.

La paciencia nos enseña a perseverar, a descubrir lo que de verdad nos importa, aquello por lo que sí queremos luchar; que todo tiene su tiempo; que cada cosa tiene su cadencia y ha de madurar para ser mejor;  que cuando tenemos la oportunidad de prepararnos todo se saborea mejor…nos refina y habilita. Quien no se cansa de aguardar; el que no tira la toalla, muestra confianza en lo que ha de llegar…

Nuestros ritmos suelen ser demasiado rápido, lo queremos todo ya y ahora sin darnos cuenta de que quizás así nos perdemos una parte importante de lo deseado: su proceso.


El adviento es también una oportunidad para sosegarnos y fiarnos de ese Dios que viene y que es, además, Señor del tiempo.
 
 

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