Desde hace varias semanas mi padre
está recibiendo a diario un tratamiento de radioterapia. Aunque es mi hermano
el que se está encargando de llevarlo, yo, siempre que el trabajo y los
compromisos me lo permiten, intento acompañarlos al hospital.
Desde el primer día hubo algo en
aquel lugar que me llamó mucho la atención. Donde yo pensaba que sólo iba
encontrar angustia y sufrimiento, resulta que reina un ambiente muy agradable;
se respira alegría y esperanza.
Y es que las personas encargadas
de esa sección del hospital tratan a todos los que vamos por allí con una
delicadeza y una familiaridad que te ilumina el alma, consiguiendo que lo que
en principio parecía un tratamiento duro y pesado, se convierta en algo grato y natural…
Cada tarde, cuando terminamos, salimos de allí con una sonrisa en la cara.
No sé si ese equipo está
compuesto por gente creyente o no, seguramente habrá de todo; lo más seguro es
que ellos también tengan sus problemas y preocupaciones; pero, a pesar de todo,
lo que sí está claro es que ponen corazón
y humanidad en su trabajo y con su modo de hacer cotidiano calman muchas penas,
convierten en más llevadero el padecimiento de una enfermedad terrible y, en
definitiva, hacen que el mundo sea mejor…
Y hoy el evangelio nos hablaba de
que Dios escoge a las personas y a las cosas sencillas… Esos médicos y
enfermeras anónimos me hacen pensar que el adviento no es cuestión de conversiones llamativas,
de primeras páginas, de muchedumbres o aplausos; que más bien es algo del día a
día, de lo pequeño hecho con amor, de volcarnos por completo en lo habitual … de dejar que
Dios haga de lo cotidiano algo verdaderamente extraordinario.
Efectivamente, el evangelio en el día de hoy, nos dice que tenemos que ser humildes, humildes de corazón, ya que el que no lo es, no tiene espacio para que pueda entrar Dios. Creo que es uno de los evangelios más bonitos y a la vez un poco difíciles de trabajar para ciertas personas que están preocupadas por banalidades. La humildad la tenemos que trabajar cada uno desde nuestro interior. No es difícil trabajar, ayudar, servir,...con humildad, ya que de esta manera hacemos felices a los demás principalmente, porque lo somos nosotros mismos. Así que os invito a que todos juntos trabajemos para conseguir dejar entrar a Dios en nuestro interior. TQ. Bss
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