miércoles, 12 de diciembre de 2012

12 de diciembre. APÁRTATE


En medio de esta semana loca, en la que tengo mucho más trabajo que de costumbre, hemos comenzado en la parroquia el triduo de preparación a la navidad… rezábamos y compartíamos sobre la belleza y bondad de todo lo creado y ha sido un muy necesario rato de reposo y serenidad. Mientras rezaba me daba cuenta de la mucha falta que me hacía detenerme un poco.

Es inevitable, los trabajos, los compromisos de cada día, las necesidades que no dejan de llamar a la puerta… la vida te va envolviendo, y eso está genial, para vivir así vine a la Orden, para tratar de darlo todo; pero, de vez en cuando, si uno quiere seguir “dándose” tiene que parar.

Este año, después de lo que le he predicado  a los chavales de un colegio, las palabras e ideas pronunciadas volvían a mi mente y a mi corazón. Mientras conducía por el camino de vuelta, he decidido poner los medios necesarios para poder hacerlo esta navidad; pretendo apartarlo absolutamente todo, para intentar vivir esos días disfrutando especialmente de la Navidad, de la intimidad con mi Dios.

Probablemente, quienes me conozcan estarán pensando “¡ja!, este no es capaz de hacerlo”. Es verdad que me cuesta aparcar temporalmente la urgencia de la predicación, pero poco a poco, estoy aprendiendo a respetar eso del cansancio y la preocupación;  tomando verdadera conciencia de que la pausa; el mantenerme callado un tiempo; el salir al desierto, es también parte de mi vocación; de cualquier vocación.

Sé que no es fácil para nadie encontrar el tiempo y la posibilidad para hacerlo; pero, en la medida de lo posible, todos  deberíamos propiciar la oportunidad de retirarnos; especialmente ahora. ESO ES TAMBIÉN EL ADVIENTO.

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