lunes, 8 de agosto de 2011

8 de agosto. DOMINGO

¡Cómo he disfrutado la fiesta de hoy!: la eucaristía con la familia dominicana; la comida compartida con las monjas y  la sobremesade música y risa juntos; las llamadas de los hermanos, los correos, los mensajes… me siento muy afortunado por tener el privilegio de poder ser parte de esta familia tremenda, que hoy se siente con una fuerza especial y de estar tan enamorado de este carisma nuestro que tanto me entusiasma.



Con el corazón repleto de rostros, de recuerdos y de ilusión el alma me pide oración. Una plegaria,  llena de gratitud, a Nuestro Padre Domingo para que, como prometió interceda ante el Padre y Madre de todos por mis hermanos los de aquí y los de allá, los de los centros de estudio, en las parroquias, los hogares, el silencio… los que conviven con el dolor y la miseria de la humanidad; por los que aún vibran como el primer día y por los que se encuentran cansados; por los que ya están en el cielo y por quienes vendrán; por las monjas, los laicos, las religiosas, los frailes…

No dejes que nunca nos prediquemos a nosotros mismos,  que tu Palabra no deje de ser nunca el centro de nuestra vida y misión…
Cuida nuestras vocaciones, aviva el fuego de tu antorcha para que continúe siendo luz y calor del mundo.
Haznos más familia cada día, más diálogo, más libertad, más compasión y acogida. Muéstranos el camino de la verdad, que sepamos buscarla con audacia, contemplarla con sencillez y ofrecerla con generosidad… que podamos hacerlo juntos: con una sola voz.

“Que el agua de la sabiduría sacie la sed de todo aquel que se acerque a beber de la fuente de la Vida”.

1 comentario:

  1. ¡ENHORABUENA por la fiesta, por la familia dominicana y por el Padre Domingo!

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