Hoy he vivido un día precioso, repleto de fraternidad desde el principio hasta el final. Un hermano, laico dominico me ha invitado a una suculenta comida. Me ha recibido con toda la hospitalidad del mundo y junto hemos charlado de la vida, del ser humano, del mundo… me ha hecho un regalo.
Después me encontraba con otra hermana, una mujer de Dios que despide alegría serena, sencillez, paz y evangelio por los cuatro costados… ella también me ha ofrecido un hermoso presente.
Por último, tras la misa, mi hermano (de sangre esta vez) ha venido a verme con mi cuñada Clara (por cierto, felicidades a todas las que lleváis el nombre de esa santa fascinante) y ¡también me han traído un regalito!
Ya mi corazón no daba para más y se me han saltado las lágrimas, el condenado de mi hermano pequeño sabe cómo tocarme la fibra.
Unos desde los sufrimientos y el no entender; algunos con los proyectos y las ilusiones; otros desde los recuerdos y las vidas unidas; todos ellos me han dado, en definitiva, el mismo obsequio; el más grande y mejor que nadie puede recibir: me han abierto su corazón y han besado el mío.
Un gran regalo que está al alcance de todos los bolsillos y que -garantizado- hace que este mundo sea más bonito para todos.
“Historias del futuro que son recuerdos de nuestra infancia, parte de nuestro presente”
(GRACIAS)
No hay duda de que tu hermano,te toque la fibra.Mis tíos tuvieron tres pedazos de flores,que huelen las tres y cada cuál mejor.Me alegro,que no seas tú siempre el que sorprendes o ayudas,y que los demás te lo hagan a ti.TQ.Bsss
ResponderEliminar¡QUÉ GRANDE ES EL AMOR DE DIOS!.
ResponderEliminar