Ya he terminado los carteles que he estado pintando durante toda esta semana y, para celebrarlo, he salido por ahí de juerga…
En una noche mágica, hablaba con un hermano recién ordenado acerca de lo que el ministerio estaba significando en su vida, de la belleza que tienen nuestros sacramentos y las liturgias, así como de lo poco y mal que los solíamos comprender.
En particular, nos centrábamos en el sacramento de la reconciliación ¡pobrecito mío! Qué maltratado lo tenemos.
Unas veces lo supeditamos a otros fines “me tengo que confesar para poder…lo que sea después”; otras veces lo entendemos como un trámite con el que hay que cumplir de vez en cuando, aunque suponga un mal rato; para la mayor parte de la gente es como un “juicio” en el que uno expone sus faltas, el sacerdote considera la gravedad de las mismas y nos pone una condición (la penitencia) para poder recibir la absolución…
Durante mucho tiempo, e incluso ahora en algunos sectores de la Iglesia, hemos puesto el acento en una “clase de pecados, atormentando las conciencias de los hermanos y teniendo mucha manga ancha para otras culpas mucho más graves: la explotación de las personas, las formas violentas de ejercer los poderes o influencias que todos tenemos en mayor o menor medida, la insolidaridad, las injusticias….
No es de extrañar, por tanto, que haya tantos chistes sobre el tema o que la gente acuda muy poquito a recibir este sacramento.
No nos damos cuenta de que ir a confesarse, es acudir a una llamada de Dios, uno que tiene tanto amor y tanta misericordia que no necesita de nada para perdonarnos, que ya lo ha hecho incluso antes de que nosotros seamos conscientes de nuestro error y nos arrepintamos; un Padre infinito que nos convoca porque lo que sí le hace falta es (seamos como seamos y por mucho que nos hayamos manchado en el lodo) envolvernos en un abrazo eterno y sin medida, porque quiere que nosotros lo sintamos de forma práctica y clara; un abrazo que, como siempre hace el amor y más si éste no tiene límites, nos transforma y nos renueva por completo.
Supongo que los curas somos los primeros que tenemos que tener esto claro, pero no los únicos ¿eh? Dios nos está esperando con ansias de amor, deseando entregárnoslo todo… ojalá que no dejemos que nada ni nadie sea un obstáculo que nos impida el encuentro.
El pecado está en "No Amar" y "No Denunciar las Injusticias: OMISIÓN"
ResponderEliminarAprendí, que todo Sacramento es un Encuentro con Dios...
¡Qué bueno es encontrarnos con Él para que lave: nuestras dudas, temores, rencores, miedos, disgustos, desavenencias,...!
Es difícil encontrar el 'intermediario' y creo que a este también le afecte decidir qué jabón usar.
Aunque creo que el mejor jabón es el Amor y la Misericordia, aunque seamos humanos.
L.
El problema,muchas veces,no está en el hecho de confesar.Hay quién teme o cree que los curas no son nadie para escuchar nuestros pecados¿pero quiénes son esa parte de la gente?Son los que nunca van a misa,los que no consideran a lo demás como hermanos, los que no saben que somos una comunidad,los que no entienden,que confesarse es realmente como ir a un psicólogo,contar nuestros problemas,lo que hemos hecho mal o bien,...y que nos escuchen,que nos aconsejen y que seamos perdonados,aunque como bien dices,Dios lo ha hecho ya antes.Confesarse,sólo con un fin,enumerando lo que crees que tienes que decir,es lógico que dé miedo y pie a que muchos no sepan lo que realmente hacen.Cuando conoces y te conocen en tu comunidad,no tienes ningún tipo de temor.Aunque tengo que decir,que yo era una de ellas,pero la comunión de mi hijo,reciclarme y tenerte a ti,me han hecho abrir los ojos y ver las cosas de otra manera,más sencilla,sin tantos miedos,...es una sensación agradable,no sé ni siquiera cómo explicarlo.
ResponderEliminarAyer llegó de vacaciones,el párroco de mi iglesia,y me entró una alegría,un suspiro de tranquilidad,pero es simple,me conoce,sabe mis pecados,y como haces tú charla conmigo,me ve la cara,y sabe lo que quiero decir.Ésto es vivir en comunidad.Gracias por haberme acercado tú también a conocer esta parte de la iglesia.TO.Bss