martes, 11 de enero de 2011

10 de enero. LO CORRIENTE ES CAMINAR

…¡Y vuelta a la normalidad! Después de estos días de navidad, hoy mi comunidad, la parroquia y yo retomamos el ritmo habitual de vida, la verdad es que tengo que confesar que ya me apetecía un poquito más de movimiento.

Vuelven las reuniones, los grupos, las catequesis, la pastoral en los colegios, los encargos de dibujos… pero eso no significa que uno vuelva a lo mismo de antes, por lo menos yo no me lo planteo así. Lo que hemos vivido y celebrado estas semanas atrás es demasiado grande como para que ahora retomemos donde lo dejamos como si nada.

El “tiempo ordinario” que hoy ha empezado no es un tiempo “flojo” en el que no pasa nada. Todo lo contrario, es el momento de poner en práctica, de hacer vida todo lo rezado, descubierto, profundizado durante las fiestas de navidad.  No se trata simplemente de hacer propósitos de año nuevo (que ya sabemos como suelen acabar…) sino, casi me atrevo a decir, que de empezar de nuevo.

No es que me esté planteando hacer borrón y cuenta nueva, ¡para nada! Es mucho lo vivido y encontrado que ni quiero ni puedo pasar por alto, pero sí me encuentro renovado, con ilusiones recién nacidas y con desafíos emergentes.

En parte ha sido gracias a estas líneas que cada día comparto por aquí, el pensar cada noche en lo que me pasa y siento, reflexionar sobre las celebraciones, tratar de situarme con honestidad ante ellas…el caso es que esta navidad me ha calado hondo.

Me sé acompañado por un Dios cercano que me mira con unos ojos que no había descubierto aún, que me sonríe con complicidad como queriéndome preparar para lo que venga.

Y no sé qué será, por suerte o por desgracia me ha dado esta imaginación que no deja de inventar proyectos, de parir propósitos, y las posibilidades a desarrollar son muy variadas. Pero ya he metido la pata muchas veces en esta vida, por obstinarme en sacar adelante planes, con tantas ganas, que acababa dejando fuera a Dios, peleando por mis sueños y no por los suyos (batacazo seguro) así que ahora confío, me dejo hacer.

En cualquier momento, desde cualquier rostro, mi Padre me indicará las direcciones a tomar, los nuevos pasos a dar y sólo espero estar despierto y atento para que, cuando eso ocurra, sepa aprovechar la oportunidad. Mientras tanto a seguir adelante, con Él.

El amanecer, el misterio a mi alrededor, la sonrisa, el asombro, la mano en el hombro, el camino… el nuevo tiempo ordinario que se nos ofrece.

1 comentario:

  1. ¡¡ Pues sigamos caminando !! Aparte de este blog sabemos que hay otros proyectos "aparcados" pero esperemos que algún día los retomemos. El espíritu que en su día los concibió...permanece latente.

    Un abrazo.

    Diego

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