martes, 12 de abril de 2011

12 de abril. RECONCILIA-DOS

En la puerta de mi casa hay un árbol. Es un árbol muy grande, rivaliza en altura con nuestra propia Iglesia, tiene grandes raíces, un tronco ancho y repleto de hendiduras, una copa  de frondosa majestuosidad…
Hoy me he reconciliado en él, cuando llegué a esta parroquia, enseguida le cogí manía: nos obligaba a estar continuamente barriendo la plaza; cuando no soltaba bolitas, eran hojas o pequeñas ramas que inundaban toda la puerta de la Iglesia; era tan grande que tapaba toda la fachada del templo impidiendo que pudiésemos disfrutar de su belleza; sus poderosas raíces están levantando el pavimento, que también tiene su valor y antigüedad; acogía a la plaga de palomas que destrozan la parroquia… y por si todo eso fuera poco, suponía una gran amenaza para la seguridad.
En varias ocasiones, se han desprendido troncos de grandes dimensiones; los dos últimos ayer. Por fortuna, ninguna de esas caídas  ha sorprendido a ninguna persona… hubiese sido una tragedia; una vez fue una farola, otra, la valla de hierro que rodea la placita, un semáforo, un coche aparcado… pero estábamos en un verdadero sin vivir.
Habíamos solicitado y tratado, por todos los medios a nuestro alcance, que viniesen a podarlo, pero ya se sabe: no había presupuesto; así que sólo nos quedaba estremecernos en los días de viento y lluvia, y confiar en que no ocurriese nada de gravedad.
Cada día le tenía más antipatía al árbol y muchas veces maquinaba y pensaba en formas de deshacernos de él.
Como digo, ayer nos dio otro susto tremendo, pero gracias a eso, al fin nos han atendido y ya lo están podando. Hoy, al terminar la eucaristía, he salido a la puerta a ver los avances en el trabajo… estaba anocheciendo y allí estaba él: saneado, limpio, esbelto y hermoso. Me he quedado maravillado con el cambio y confieso que he estado un rato recorriendo con la mirada su cuerpo, sus cicatrices y sus brotes, sus brazos elevados al cielo, señalándome a Dios. En silencio, le he dicho a mi árbol “eres hermoso” y le he pedido perdón por tantos días de rencores injustos.
Esa es mi historia con el árbol de la puerta, mi relación con “mi vecino”… probablemente sea el relato de muchas relaciones de discordia con los otros.
Es la ficción de encontrar en el otro sólo los defectos, lo que nos molesta de él; dejar que –lo que en realidad es únicamente fruto del abandono o el olvido- eclipse la belleza que hay en el hermano.
En estos últimos días de cuaresma, veo con claridad la importancia de una buena poda; de dejar que el Espíritu nos arranque todas esas ramas secas, que se convierten en fealdad y peligro para los otros; que libere nuestra perfección. La necesidad de podar igualmente nuestras percepciones del prójimo, sólo así podemos disfrutar verdaderamente de la fraternidad. Sólo así, el hermano nos puede mostrar los caminos de Dios, igual que las ramas de mi árbol.

4 comentarios:

  1. RECONCILIA-YO

    Y también con uno mismo, para darle cabida a Dios.
    A veces,sin saber exactamente el motivo,dejamos de estar de acuerdo con nosotros mismos, con nuestras ideas y formas de pensar. Y esa relación de ti y el Padre empieza a "hacer aguas" por tu parte (ya sabemos que Él siempre va a estar junto a nosotros esperando nuestro saludo, nuestra sonrisa, nuestro guiño)ya que una parte de ti te lleva a actuar como nunca querrías haber actuado. ¡Y ENTONCES... SE NOS REGALA ESTE TIEMPO DE CUARESMA PRECISAMENTE PARA QUE TE RECONCILIES CONTIGO MISMO Y ASÍ PODER NUEVAMENTE ACERCARTE A LOS DEMÁS, Y CON ELLOS, AL PADRE!

    ResponderEliminar
  2. Jo, me encanta como escribes...
    Marga

    ResponderEliminar
  3. No hace mucho que soy asidua de leer tus reflexiones, me estan viniendo muy bien en esta cuaresma. El de hoy me ha gustado especialmente quizás porque ese arbol es algo natural en nuestro paisaje diario, ha sido punto de encuentro de muchas citas, mudo testigo de muchas vivencias y tambien causa de muchas horas de trabajo recigiéndo lo que de él caia. Pero lo mejor de todo es la poda, que hace que mostremos lo mejor de nosotros mismos y sobre todo que veamos al otro como lo que es. " Semejante a Dios y hermano nuestro. Gracias por compartir éste espacio con nosotros y gracias por tus dibujos Isabel

    ResponderEliminar
  4. Muy bonito lo de hoy.
    Es verdad que a todos nos hace falta una "buena poda"y a veces pasa con con el árbol, que cuando no es por un motivo es por otro y sólo vemos el follaje que nos impide ver más allá y las hojas, ramas o flores secas que van soltando los demás...
    El dibujo también me ha gustado mucho
    En cuanto pueda, se lo pongo a mis alumnos para comentarlo en clase.
    Gracias

    ResponderEliminar