martes, 26 de febrero de 2013

25 de febrero. COLLADO...


 

He pasado el fin de semana en un encuentro del MJD (Movimiento Juvenil Dominicano); sólo han sido un par de días, objetivamente no es mucho tiempo, pero si ha sido grande e intenso lo vivido. Especialmente honda ha sido mi experiencia, porque después de dos años como coordinador nacional ya se acaba mi servicio y el fin de una etapa.

Durante toda mi vida religiosa, la pastoral con y junto a los jóvenes ha sido mi mayor prioridad; durante todo ese tiempo he visto cómo esas personas crecían, maduraban, optaban, vibraban con el evangelio, se enamoraban… y sobre todo no he podido evitar quererlos, quererlos mucho a todos. Son una parte esencial de mi vocación y mi vida. Pero estoy convencido de que ha llegado el momento de tomar distancia; es hora abrir nuevos caminos, para ellos y para mi propio seguimiento de cristo.

Cuando se ama a algo o a alguien, se corre la tentación de querer instalarte, apoderarte de aquello que no te pertenece, porque es de Dios, sólo suyo… y es necesario estar dispuesto a abrir las manos y ofrecerle lo vivido, lo trabajado, lo sufrido y disfrutado. El verdadero amor es aquel que sabe  liberar y desprenderse. Entregar es precisamente eso: despojarse, alejar y ver marchar… y confiar, desde la certeza de que Dios – del que todo lo has recibido- sabe lo que se hace y nunca dejara de  cuidar lo presentado.
 

Las mías son unas manos pequeñas y bastante torpes que hoy quieren ofrecer una pequeña flor; muy diminuta porque; aunque he querido mimarla, protegerla y regarla con todo mi ser; sé que no es mucho lo que he podido hacer y dar, al menos mucho menos de lo que yo hubiese querido; pero es una flor muy hermosa, porque tiene en su centro un corazón: uno abierto de par en par, que mis hermanos menores han sabido colmar de amor e ilusión.

Y tiene también una lágrima, pequeña porque la ofrenda se hace con alegría y gratitud, pero también es difícil la partida.

Una flor sencilla y querida que el Señor hará crecer fuerte y vigorosa; que mañana esparcirá sus semillas al soplo del Espíritu; que nos regalará a todos un bello perfume; que yo, orgulloso, espero poder respirar.

3 comentarios:

  1. Aunque intentes tomar distancias y abrir caminos, tu paso por la vida de todos, deja huella. Y jamás dudes nunca, que siempre has dado y mucho. Si pretendías dar más, sería casi imposible. Has dado todo tu ser, todo TÚ, y éso es lo más importante. TQ.Bss.

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  2. me parece maravilloso lo que expresas Felix, con esa sensibilidad tan especial que tienes, tu semilla esta sembrada y continuara, la generosidad del evangelizador es saber cuando marcharse a otras misiones , cuando ha concluido su tarea, la renuncia, el adiós puede ser un anuncio evangelizador que nos hace darnos cuenta de que las personas se van pero el Evangelio queda.

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  3. Félix me ha emocionado lo que has escrito.

























































































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