Ya se ha presentado por aquí varias veces pidiendo ayuda; yo una vez le di un bocadillo que él tiró enseguida, porque lo que busca es sólo dinero. Además siempre ha venido con una actitud amenazante y violenta, una vez incluso llegó a agredir a nuestro párroco.
Con estos antecedentes, yo le he explicado pacientemente el procedimiento que tenía que seguir para recibir ayuda de caritas, los documentos que tenía que aportar y el horario en el que hacerlo; pero como veía que en el momento no le daba nada, ha ido subiendo el tono y las intimidaciones. El caso es que me ha generado mucha tensión interior e incluso violencia y he acabado levantándole la voz y expulsándolo de la parroquia, amenazándolo yo a él también con llamar a la policía.
Cuando se ha marchado y los niños se habían incorporado a la comunidad, yo he necesitado un tiempo solo, para tranquilizarme un poco, después yo también me sumaba a la eucaristía. En ese momento ya estaban rezando el padre nuestro y después la paz… si ya me sentía mal, eso fue la puntilla… cada frase de la oración de Jesús se me clavaba en el alma.
Las personas con las que he hablado me dicen que he hecho lo correcto, que no hay por qué tener mala conciencia; que si permito esos sentimientos le doy la victoria al mal que se me había presentado…. Pero nada de eso me calmaba…no dejaba de pensar en que ese chico había sacado lo peor de mí mismo, que lo he hecho fatal porque me he puesto a su nivel y había respondido al mal con mal… que no es eso lo que quiero vivir, ni lo que creo.
He querido recibir el sacramento de la reconciliación antes de presidir la misa de la tarde, necesitaba hacerlo.
Hoy he metido la pata hasta el fondo, más que de costumbre, se ha puesto de manifiesto toda mi debilidad e indignidad, pero, no digo esto para que luego todo el mundo me ponga mensajitos de ánimo, ya estoy animado porque, gracias a eso, también se hecho patente la misericordia de Dios, que me ha abrazado en la absolución y me ha restituido en el amor.
El día que comenzaba así de oscuro, terminaba feliz, con la expresión de esa misericordia divina reflejada en uno de los jóvenes de confirmación que me pedía que, el próximo sábado, fuese su padrino.
Me he caído, sí, pero me he levantado también (o, mejor dicho, mi Dios me ha levantado), y mi error no afecta mi convencimiento de que la violencia no es camino de nada; que mi Dios es el de la paz, el respeto y el amor, aunque te veas atacado o te acosen; que la mejor manera de enfrentar lo malo es haciendo el bien: ese es mi camino, por el que quiero avanzar, por mucho que me pueda tropezar… sé que en esa senda, cuando resbale, siempre me desplomaré a los pies de mi Dios.
En este momento me viene a la mente cuantas situaciones de estas he vivido en mi trabajo con gente como "más civilazadas" y con más oportunidades que este chico.No siempre adoptamos la forma que Jesús hubiera adoptado,pero no olvides que la misericordia de Dios es infinita y además has tropezado pero te has dado cuenta.
ResponderEliminare envidio porque tu sabes darte cuenta de tus errores como ser humano que eres, a todos nos pasa, pero a veces la ira , la rabia y la impotencia no te deja vivir cuando ves que te acosa y te avasayan a ti y a los tuyos y a veces es difícil perdonar, aunque la conciencia no nos deje tranquila, siempre recurro a dios para que me perdone y sobre todo me de paciencia, pero tus palabras siempre me hacen pensar.
ResponderEliminarFelixillo, no creo que hayas actuado tan mal, aunque tú te sientas así. Es difícil abordar una situación de ese tipo para cualquiera, pero, desde mi modesta opinión, no valoro como violenta tu actuación. Sí reaccionaste con cierta seguridad y determinación, pero no te percibí violento. Hago otra reflexión, este chico te amenazó desde el ppio al fin con hacer daño a tu comunidad, con entrar en la fiesta de la Eucaristía de niños para falsear sobre el amor de tu comunidad, evitaste eso y creo que fue muy importante. El evitar que hagan daño gratuitamente y de forma egoísta, no lo veo tan negativo. De hecho te pusiste en manos del Padre y al final se fue sin necesidad de más, sin un golpe, ni un empujón, ni llamada, ni temas mayores. Todo esto no quita que el mal sabor de boca y de corazón te arda por dentro porque a nadie que rebose amor, como tú, le gusta que alguien sufra. Al fin y al cabo este chico no lo está pasando bien, pero algún día puede darse un encuentro en que su actitud sea diferente y tú puedas acercarte a él con más comprensión y con otro talante, pero no era el caso del domingo. Seguro que Dios te lo pone de nuevo frente a ti, igual te alegras de haberle enseñado a coger otro camino para acercarse a vosotros. Hoy pido por este chico, para que Dios le haga enfrentarse de otra forma a sus necesidades y busque el amor que todo nos sana. Hoy pido por ti y por tu comunidad porque os enfrentáis calladamente y en el anonimato a tantas situaciones difíciles y de sufrimiento que enfrentáis con todo el amor del mundo... también los padres aman a sus hijos y les riñen o les reprimen, como tú hiciste el otro día. Ánimo y felicidades por tus chicos de confirmación.
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