Uno siempre tiene la sensación de que no sabe comunicarles todo lo que siente por ellos, lo que les debe, lo que los admira, cuánto los necesita y quiere… unas veces porque se da por sabido, pero –al menos en mi caso- la mayor parte de las veces es por pura vergüenza, porque te parece que es demasiado cursi lo que quieres decir o expresar y nunca encuentras un momento adecuado para hacerlo… ¿¡cómo es posible que te pase eso con las personas a las que más quieres, las que mejor te conocen!?
No quiero, de ninguna manera resignarme a esa omisión, a esa represión del corazón; tampoco voy a decirlo por aquí, que no es el sitio; ni siquiera es mi aspiración la de transmitírselo una sola vez; lo que me gustaría, lo que espero, es llegar a vaciar mis sentimientos con ellos, con todas las personas a las que quiero, cada día, todos y cada uno de ellos. Aprender a hacerlo con la vida entera, con los gestos y las acciones; también con las palabras, que no son menos importantes: siendo capaz de callar las que no brotan de mi verdad, sino del nerviosismo de un momento determinado o de un estado de ánimo; esas que no definen, ni construyen, ni sirven de nada, que sólo causan malentendidos y dudas; apagando esas para poder pronunciar las que auténticamente reflejan mi amor; las que digan lo impresionado que estoy por cómo son, lo grandes que los ven mis ojos, lo mucho que me hacen falta sus brazos; la alegría que sienten mis oídos al sonido de su voz y de su risa; la forma en que enmudecen mis labios ante sus vidas, sus luchas y sus sueños… cómo se me llena el alma de bendiciones cuando los tengo delante, a todos y a cada uno de ellos.
Con ellos he aprendido a amar y a vivir, a afrontar lo que venga, amando… mis padres, mis hermanos, mis cuñados..., son la escuela donde aprendo el abecedario de Dios y para mí, no hay nada con lo que eso pueda pagarse; por eso quiero que, en casa de este “herrero”, el cuchillo sea de metal, de hierro del bueno.
Cuando leo lo que escribes siento dentro de mí algo que no sé como explicarte, pero es tan positivo que me ayudas a darme cuenta de algunas cosas que a veces paso por alto.Felix: muchas gracias.
ResponderEliminar¡Qué bonita es la familia! y ¡qué deteriorada está hoy día! Tus palabras de hoy me han hecho reflexionar mucho sobre esta institución: he llegado a la conclusión de que, a veces, la descuidamos o no la mimamos lo suficiente y me he prometido, a partir de hoy, cuidarla aún más porque es un tesoro de lo más valioso. Gracias, por tratar temas tan cotidianos, tan cercanos, pero tan importantes, que nos impulsan a ser un poquito mejor cada día.
ResponderEliminarAquí están tu cucharona sopera y tu cucharilla de postre (para la crema catalana y yemas de huevo).."aunque tamb podría ser un cuchillito que pincha un poco". Ambas estamos forjadas con amor año tras año y somos DURAS como el acero. Estamos tan orgullosos de ser tu familia... porque nuestra familia, creada por papá y mamá, son de esas cuberterías buenas, de las antiguas, de esas que duran toda la vida y que por mucho que las uses, por mucho que las friegues a mano o en el lavavajillas,... Las cuidas, las valoras de forma especial, siempre presto para no perder ningún utensilio, las necesitas siempre... Y SON FUERTES; PARA TODA LA VIDA. TE QUEREMOS MUCHO
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