A veces se le queda a uno mal cuerpo después de ciertas conversaciones; a pesar de que intentas hacer ver que el nuestro no es un Dios que te persigue, esperando un tropiezo tuyo para castigarte; que su misericordia es más grande que todo; que no podemos vivir teniéndole miedo, ni angustiados por el peso del pecado… por más que tratas de contarlo, hay personas que se aferran a esa imagen que aprendieron hace mucho tiempo y con la que han vivido siempre. Si estuviesen a gusto con ese rostro de Dios, otro gallo cantaría, pero el caso es que sufren desbordados por los escrúpulos y unos remordimientos desproporcionados. También hacen sufrir a los demás porque también se centran en sus pecados y carencias; los juzgan y acaban exigiéndole a todos que sufran como ellos.
Tú argumentas, das razones, recurres a la escritura, a la liturgia, al magisterio y hasta a la experiencia; pero esas gentes no dejan de dar vueltas sobre el punto de origen, como si todo lo que tú dices les resbalara.
Sé que no es sencillo liberarse de lo que aprendimos en la infancia; despojarnos de las convicciones con las que hemos crecido e intento desmontar el error con todo el tacto posible, pero reconozco que me siento muy frustrado cuando, ante una comprensión de Dios tan lejana del Evangelio, me encuentro como jugando al frontón, ante un muro que continuamente me devuelve la pelota.
Y la verdad es que ese rostro de Dios duro, perseguidor y asfixiante lo hemos creado los propios creyentes y, aún hoy, lo seguimos alimentando desde algunos sectores de la Iglesia. Hoy sigue siendo necesaria y urgente la predicación al estilo de Domingo; el proyecto que Dios puso en sus manos permanece de completa actualidad.
Domingo de Guzmán, cuando descubrió la herejía, lo primero que hizo fue convivir con aquellas gentes, conocerlas...por eso, en esta noche pienso en la imagen de Dios que damos a los demás; no tanto desde las palabras, que suelen ser más acertadas, sino sobre todo, con nuestra vida.
En los detalles insignificantes de cada día, también estamos hablando de Él, estamos reflejando nuestra fe y, por tanto, su semblante. Queramos o no, seamos más o menos conscientes de ello, así es.
Mostramos caras falsas o acertadas del Señor, en función del respeto que mostramos a las personas que se cruzan en nuestro camino; de la paciencia y la comprensión con que afrontamos las carencias propias o ajenas; en la misericordia y el amor con que salimos al paso de los conflictos; en lo justo o pacífico de nuestro proceder; en la cercanía a los pequeños…
De nada sirve que la boca hable maravillas del amor de Dios, si lo que hacemos en casa, en el trabajo, en clase o en el supermercado dice otra cosa.
Yo he tenido y tengo la suerte de haberme encontrado con muchos hermanos y hermanas que, viviendo, me han presentado a Jesús resucitado; han reflejado en mi vida su rostro y su luz. Mi dibujo de hoy es un sencillo agradecimiento a todos ellos, representados en las monjas que, con su oración constante, los sostienen a todos ellos; mantienen claras todas esas vidas “espejo” de Dios.
Es curioso esto que cuentas hoy. ¿Será que estamos "predeterminados" a ver a Dios, Padre y Madre de esa forma? Lo digo porque incluso, quienes no hemos sido formados en esa imagen de Dios nos sorprendemos muchas veces sintiéndonos juzgados por ella. Es una batalla más que hay que tener con una misma para liberarse de ese Dios nada evangélico y acercarnos al verdadero Dios de Jesús. Estos días, leyendo el Jesús de Nazaret de Pagola lo estoy volviendo a encontrar.
ResponderEliminarY tu dibujo de hoy me lo vuelve a recordar: un Jesús amable, tierno, que mira al mundo con-pasión y con compasión. Un regalo que me han hecho descubrir a mi también hermanos y hermanas nuestros.
estaria bien que de una vez fuesemos capaces de valorar a nuestro padre que no es otro al que vemos y oimos cadadia a traves de nuestros hermanos,insistir en el refugio de un aprendizaje que provoca dolor no tiene sentido, yo que tengo 60 sigo oyendo ese mensage inutil que quien lo padece no termina de madurar por años que cumpla y por misas que oiga.dar consejos es facil,tratar el asundo con dureza es doloroso pero me cansa que nos cueste entender que el projimo es el mismisimo DIOS y que lo representamos cada uno de nosotrs continuamente.
ResponderEliminarno debemos defraudar a nuestro DIOS con semejantes perjuicios.
pepin
Uffff, cada vez que he escrito ha sido para comentar o más bien para parafrasear alguna pequeña joya que nos has mostrado, pero hoy me asalta la duda. Ciertamente hoy, y curiosamente va al hilo con la aquí expuesto (y eso que hacía tiempo que no me metía por aquí, pero el título que le has puesto a este día me ha llamado la atención y mira por dónde), pues esta tarde no dejaba de darle vueltas a la cabeza a un hecho que realmente me preocupa y que a su vez me duele. Vuelvo de clase de inglés de la ofi y allí hemos hablando de varios temas y en uno de ellos una de mis compañeras (sobre 50 años) dice que ha pasado un cáncer hace no mucho y su marido tiene una pequeña discapacidad desde hace poquito, pero esto no me asombra, pues todos conocemos algún caso. Lo que realmente me asombra es la poca consciencia que tiene esta mujer ante la vida, la poca visión que tiene del mundo, por ciertos hechos puntuales que no voy a entrar al trapo. Bueno, podrías preguntarte, es un hecho aislado,.... ¡pero no!, ¡esto lo he visto ya varias veces! En una chica más o menos de mi edad que perdió a su hermana no hace mucho, incluso en mi propia familia. He llegado a la conclusión que haciendo mío el enunciado "todo cuerpo en el universo tiende al mínimo gasto de energía" estas personas y posiblemente un noventa y pico% de la sociedad, en un primer momento ante un suceso duro, ante una crisis profunda cambia su punto de vista, su forma de actuar incluso de pensar,....pero poco a poco ¡¡parece como si se les olvidara!! y vuelven al estadio anterior de reposo y de inconsciencia, como si no hubiera pasado nada. ¡Pero sí que ha pasado y mucho!
ResponderEliminarNo sé,....me da que pensar y me duele y mucho. Pues si todos pusieramos un poco de consciencia, un poco de cordura, un poco de sentido común esto cambiaría y rápido y sería una pasada.
Para acabar y seguir con mi costumbre voy a parafrasear pequeñas joyitas: "A veces se le queda a uno mal cuerpo después de ciertas conversaciones; a pesar de que intentas hacer ver (…) por más que tratas de contarlo, hay personas que se aferran a esa imagen que aprendieron hace mucho tiempo y con la que han vivido siempre". "En los detalles insignificantes de cada día, también estamos hablando de Él, estamos reflejando su semblante. Queramos o no, seamos más o menos conscientes de ello, así es".
Gracias de antemano por hablar y predicar con el ejemplo como "Domingo de Guzmán, cuando descubrió la herejía, lo primero que hizo fue convivir con aquellas gentes, conocerlas...por eso, en esta noche pienso en la imagen de Dios que damos a los demás; no tanto desde las palabras, que suelen ser más acertadas, sino sobre todo, con nuestra vida".
Espero tu ayuda ante este dilema que me salpica y me duele (no hay prisa, tenemos una eternidad por delante, pero cuando puedas contéstame por fi)