Hoy he pasado todo el día compartiendo un retiro con mis hermanas las
monjas dominicas. Hemos pasado varias horas reflexionando juntos, charlando,
compartiendo, rezando la resurrección.
He tenido que hacer un viajecillo y la jornada ha sido intensa, pero es de
esas cosas que, aunque te cansan físicamente, te reposan, renuevan y llenan de
energía por dentro.
Siempre me pasa igual cuando tengo el lujo de poder pasar un tiempo con
ellas, es como llegar de “la batalla” y saber que a ella tienes que volver,
pero en medio está ese hogar, el oasis que son mis hermanas para nosotros, la
bocanada de aire y Espíritu que uno necesita para poder seguir adelante.
Sus risas, su felicidad, su bondad, la acogida, la hondura de su
espiritualidad me han hecho sentir el abrazo del Maestro; ese que te borra las
lágrimas amargas y las convierte en emoción y felicidad pero que también te dice “ no te acomodes mucho, que ahora
tienes que ir a mis hermanos a comunicar esta paz, esta buena noticia”.
Y uno se marcha, y verdaderamente se encuentra de nuevo con la
desesperación, con la tragedia, con el sentimiento de fracaso de demasiadas
personas…
Pero; igual que cuando eres enviado el Señor se viene contigo y continúa
siendo tu fuerza y tu aliento; así también sé que me acompañan
incondicionalmente las monjas, desde aquella clausura ilimitada, que abarca el
universo entero, cada gozo y cada dolor.
¡Este juega con ventaja! Podréis pensar… ¡tiene monjas! Pero no es así: es
cierto que son un arma secreta, pero no es sólo mía, ni de la familia
dominicana…todos contamos con ellas.
Sea lo que sea lo que te pase, estés viviendo cualquier situación favorable
o dificultosa; no te quepa duda de que, secretamente, ahí están ellas también, contigo, presentándole
a Dios tu rostro, tu alegría o tu dolor….
Y no es ningún secreto, es quela mayoría de las personas no son conscientes
de lo que nuestras monjas hacen por cada hombre o mujer.
Hay que conocer realmente la labor de las monjas, ya que ellas desde su clausura, son las que nos ayudan con sus rezos, las que impulsan la fe y a través de ellas, como bien dices, los demás, y tenemos que meternos todos,difundirla.Las monjas, para muchos, son grandes desconocidas.¿Por qué no hacemos por acercarnos también a ellas?.Repito que los que tenemos el placer de conocer a algunas, sabemos apreciar su labor desde su retiro.TQ.Bss.
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