Hoy ha muerto una hermana mía y su comunidad la ha enterrado en el monasterio esta misma tarde. Yo no he podido ir porque en la parroquia teníamos las catequesis de comunión y post comunión, pero he estado todo el tiempo muy cerquita de ellas desde la oración.
Al llegar ahora a mi habitación he recibido unas letras de una de las monjas que me han emocionado profundamente.
Me cuenta la forma en que Dios la fue tomando de su mano, cómo estaban allí sus hermanas despidiéndose de ella, del amor que ha rodeado su marcha hacia el Padre.
Del sentimiento de la comunidad, que sabe que después de una larga vida de fidelidad ya está definitivamente junto a Aquél que la enamoró hace muchos años y al que entregó su vida entera.
Leyendo el correo, pensaba entre lágrimas de felicidad, que era una forma preciosa de morir… que a mí también me gustaría marcharme así, enamorado como el primer día y rodeado del amor fraterno; dejando en los que me rodean el sentimiento agradable, incluso alegre, de saber que uno ha alcanzado la meta; que ahora tu amor ya es infinito.
Pero lo que más me ha llegado al fondo del alma es cuando me habla de que ella ya echa de menos a su anciana hermana, de los buenos momentos que compartió con ella, a pesar de que desde hacía mucho tiempo que estaba postrada en la cama y con sus capacidades muy disminuidas.
En este mundo en que tenemos tan absolutizada la juventud, la belleza, la salud, el bienestar…en el que parece que la vida no tiene sentido cuando esas cosas empiezan a faltar, la experiencia de esta dominica me refuerza algunas certezas que ya aprendí en mi casa siendo muy joven:
Que desde el mismo momento en que vine a este mundo, la recibí, desarrollé, compartí con otros, que yo no soy el dueño de mi vida… que me pertenece, sí, pero no en exclusiva, que también es de quien me quiere, de quien me pueda necesitar.
Que la vida siempre tiene sentido, en cualquier circunstancia, que lo que nos pase, sea lo que sea, siempre nos puede hacer crecer, humanizarnos y humanizar a los que caminan a nuestro lado.
Mi feliz hermana ha sido un ejemplo de ello, hasta su último aliento. Ahora nos cuida desde el cielo. Mi dibujo de esta noche, mi oración agradecida es para ella y sus hermanas.
"...Que la vida siempre tiene sentido, en cualquier circunstancia, que lo que nos pase, sea lo que sea, siempre nos puede hacer crecer, humanizarnos y humanizar a los que caminan a nuestro lado..." Me encanta esto, gracias!!
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