lunes, 4 de abril de 2011

3 de abril. "..QUE DONDE VAMOS ARMAMOS LA DE DIOS"

Según cuentan por aquí, nuestra parroquia tuvo tiempos gloriosos, con un movimiento tremendo de gente, sobre todo joven.
Hoy, un grupo de aquellos que abarrotaban estas paredes años atrás, se han reencontrado en una fiestecilla y yo he estado viendo algunas fotos  del momento en Facebook.
He repasado las imágenes con una sonrisa en la cara, ya no conozco a la mayoría de ellos, sólo algunos siendo estando presentes en la vida parroquial, pero el acontecimiento me produce alegría.
En primer lugar, me hace pensar que, por muy fraile que uno sea, soy el último mono de esta comunidad; que lo principal de una parroquia no  somos los curas o –en este caso- los religiosos, sino las personas, la familia que compone esta realidad es la verdadera protagonista. Nosotros somos itinerantes y llegamos, o nos vamos tras una temporada; ellos permanecen, se adaptan a las “peculiaridades” de los que vamos desfilando por aquí; poco a poco se van dejando la vida en la construcción de la vida común… en los grupos, las catequesis, el equipo de Cáritas, con su música y canciones; con los enfermos, los mayores, los matrimonios, los novios, los jóvenes y niños…
Siempre que pienso en ello me hace sentir muy orgulloso de este pedacito del pueblo de Dios, a cuyo servicio tengo la suerte de vivir durante esta parte de mi vida: me honra su pasado, disfruto con su presente y me ilusiona lo que vivirán mañana.  Siento lo mismo hacia mis hermanos dominicos que, en cada circunstancia, han acompañado y sostenido los procesos  y proyectos que han brotado aquí, poniéndole a todo un acento dominicano … recorro con gratitud todos sus nombres .
En segundo lugar me parece precioso que tantas personas hayan compartido tantos y tan buenos momentos con nosotros. Supongo que lo vivido aquí habrá sido la base y el referente para la vida de fe de muchas de ellas, para otras quizás se ha quedado sólo en un recuerdo entrañable… pero de cualquier forma, es valiosísimo que una experiencia así en la vida de tantos hombres y mujeres de hoy  haya tenido lugar en la Iglesia. Puede que ese debiera ser un punto de partida para los creyentes de hoy; conseguir que, al menos, quien se acerque a nosotros, se lleve un buen recuerdo nuestro; que sepa que –cuando quiera- nuestras puertas están abiertas de par en par.

Por último, ya sé que hoy las cosas son muy distintas a lo que se vivía hace treinta años; que ahora parece que la gente no se ilusiona ni compromete con la misma facilidad… que si los curas somos así o los laicos son asá… pero de todas formas, me parece muy necesario que los cristianos de hoy (muchos o pocos, eso me da igual) seamos protagonistas de nuestra Iglesia y aportemos lo que somos para construir familia. Que nos arranquemos los complejos, las vergüenzas, las comodidades y nos hagamos presentes en nuestras parroquias  y comunidades.
Puede que igual nos toque ser molestos y obligar a que aquél sacerdote se levante de su sillón o se baje de un pedestal, devolverle la ilusión original; puede que lo que haya que hacer es llamar incansablemente a una puerta que siempre ha estado cerrada, hasta que se abra ¡o se caiga!; o quizá  deis con un curilla medianamente joven, desbordado de trabajo y cargado de sueños, que os espera para compartirlos con los vuestros y juntos empezar a hacerlos realidad…en todo caso hace falta que seamos cada día más y mejor familia, porque el mejor testimonio que podemos dar de Jesucristo es que quien nos vea piense:
¡Mirad cómo se aman!

1 comentario:

  1. ahi esta vuestra tarea, que no decaiga la fiesta
    mirad como se aman es una buena manea de ser vistos por los demas, solo que si tenemos el limite puesto en cumplir y ya por eso satisfechos mal asunto,se nos tiene que ver desde el silencio y la distancia, en nuestro talante y mas fuera que dentro y a dormir que no son horas de reflexiones

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