lunes, 8 de agosto de 2011

7 de agosto. SOY

Esta noche no puedo, ni quiero evitar el dedicar esta entrada a Domingo de Guzmán, cuya fiesta acaba de comenzar hace unos minutos, y es que me brota de lo más profundo del corazón la necesidad de celebrarlo desde el primer momento.



Nuestro Padre Domingo es un santo excepcional, aunque poco conocido; la radicalidad con que vivió el Evangelio, la pobreza, la libertad y la alegría de Jesús;  la intimidad que vivió con el Señor o la compasión con la que amó a las personas. Fue un hombre de su tiempo con una visión de futuro impresionante y que resulta avanzada incluso en el día de hoy, inteligente, supo armonizar fe, sentimiento y razón para ofrecer al mundo y a la Iglesia alternativas eficaces.
Una vida de viajes y aventura apasionante, una entrega audaz y discreta a la humanidad… mil cosas que estaría compartiendo hasta quemar la conexión de internet.

Pero todo eso no es la única razón de mi contento, nada podría afectarme a mí, ochocientos años después, si no fuese porque todo eso sigue vivo hoy. El celebrar a Santo domingo es también festejar el carisma que él recibió y en el que he encontrado mi forma concreta de vivir la fe, es dar gracias por lo que se me ha posibilitado ser; a mí y a tantos hombres y mujeres que, a lo largo y ancho del mundo somos herederos de ese legado.
Hoy es la fiesta de mi amor, de mi familia, de la felicidad del ser, porque con Domingo ya nació el fundamento de lo que nosotros ahora somos. En nosotros sigue presente, y muy vivo, lo que Domingo es.
Con toda la alegría y el orgullo más sinceros me felicito hoy y lanzo desde aquí mis felicidades a todos los Dominicos, a mis hermanos y hermanas que por todos los rincones de la Tierra vibran al fuego de la predicación.

2 comentarios:

  1. ¡Felicidades a todos los hombres y mujeres que formáis esa gran familia dominicana!

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  2. felicidades a todos los dominicos que predican el evangelio con el mismo entusiasmo que Santo Domingo de Guzmán !!!!

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