martes, 23 de agosto de 2011

22 de agosto. ESTAMOS LOCOS Y SABEMOS LO QUE QUEREMOS


Con el regreso a casa, se han multiplicado las historietillas que he tenido que contar sobre la experiencia inolvidable de Madrid.



Intento ponerle entusiasmo, tratar de describir el ambiente, de comunicar lo compartido en las celebraciones… pero no puedo evitar esa molesta sensación de que me quedo corto, que las palabras o los gestos no son suficientes para transmitir la profundidad y la belleza de lo que he vivido, la intensidad con la que me ha tocado el alma y el corazón.



Esa sensación de impotencia es una vieja conocida, me acompaña desde los primeros años de juventud, cuando volvía de las pascuas juveniles o de los campos de trabajo y no era capaz de llevar a mis amigos la totalidad de lo experimentado; aún peor, es un sentimiento que no deja de hacerse presente cada vez que intento compartir lo que Dios hace en mi vida, la fuerza con la que siento su amor, la felicidad infinita que me regala; lo que soy y por qué lo soy.



No falla, aparece siempre que quiero compartir la razón y el sentido de mi vida y encima no viene solo, le acompañan una vieja resabiada que me dice que mi alegría es inmadura e irreal y un gordo que me hace creer que la vida de los otros es más difícil que la mía.



Pero esos tres visitantes, aunque son insistentes, consiguen poca cosa al lado de lo voraz que es el fuego que siento por dentro, de lo penetrante que son los ojos que me enamoran, de la calidez y suavidad de esas manos que me sostienen.



Transmitir, predicar o no predicar… esa es la cuestión!  Y alguien tan entusiasmado y seducido como yo no tiene alternativa, así que sigue, una y otra vez, intentando proclamar tanta hermosura, tanta misericordia…tantas posibilidades, confiando en que Dios pueda valerse de un brillo en mis ojos o de un latido de mi corazón, para alcanzar la existencia de otros, para borrar una lágrima, para iluminar un camino; para llenar de esperanza, aunque sea a un solo corazón.


2 comentarios:

  1. Hermano, hermano...
    Siempre nos quedaremos cortos, o creeremos que nos quedamos cortos.
    Aún, no he visto el brillo de tus ojos, pero estoy segura que serán de muchos quilates.
    De todas maneras, ayer me quedé sin habla, cuando vi tu dibujo de JC formado con los corazones que iban colocando los que queremos testimoniar de Jesucristo, y llevar su mensaje de Amor, Perdón, Justicia y Libertad...
    Estoy segura de que nos sirvió a TODOS
    Gracias.
    L.

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  2. Si te soy sincera,a pesar de lo que te conozco,hoy me has dejado sin palabras,y con una gran envidia(sana)por la oportunidad de vivir lo que has vivido y de sentir tan fuerte lo que sientes.Estoy deseando que nos veamos porque sé que al igual que yo alucinaré con lo que me cuentes,hay una persona que si lo disfrutó y vivió por la tele,sé que en su interior lo vivirá realmente cuando se lo cuentes.Y te digo lo mismo,cuando queremos realmente contar algo importante,siempre nos quedamos cortos,porque hasta que los demás no tengan la oportunidad de vivir o sentir lo que tú,no nos podemos dar cuenta realmente de lo que nos han contado.La cuestión es transmitir,contar lo que sientes,lo que opinas,lo vivido,lo que sufrimos,...porque algo siempre se queda dentro de la persona que te escucha y más si te conocen y quieren como nosotros.TQ.Bss

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