lunes, 28 de enero de 2013

27 de enero. UNA ORACIÓN


LAS PUERTAS CERRADAS       

  (José L. Martín Descalzo)

Los hombres viven siempre con las almas cerradas,

se encastillan entre sus propios miedos,

se tapian, se tabican la vida,

se barrican detrás de sus temores,

aseguran los puentes levadizos,

se rodean de fosos con pirañas,

ponen puertas, cerrojos y fallebas.

 

Así estaban los doce, acurrucados en sus llantos,

como niños perdidos en un mundo de lobos,

avergonzados casi de haber creído en Él.

 

 

Y Él llegaba rodeado de espumas y caballos, tan descaradamente vivo,

tan abierto como mil escuadrones de azucenas,

tan ancho como el trigo, tan alegre como las amapolas.

 

Le miraban y no sabían si huir o abrazarle, si esconderse o cantar.

Sólo de algo estaban ciertos:

tendrían que nacer otra vez para quererle.

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