martes, 29 de enero de 2013

28 de enero. DE VERDAD


 
 
 
Hoy hemos celebrado una fiesta grande en la Orden, el día de Sto. Tomás: uno de nuestros hermanos más insignes, un descomunal teólogo e incansable buscador de la verdad, una cuestión que hoy no está muy de moda: se oye decir que no existe la Verdad, que cada cual tiene la suya.

Si eso fuese así, si lo que hubiese en realidad solo fuesen  pequeñas  “verdades” personales, nuestra situación sería muy triste; no podría haber una base común sobre quienes somos o la misma vida; nada en lo que pudiésemos encontrarnos para construir una existencia compartida… nos estaríamos condenando al individualismo y la soledad.

Pero el mundo no es así en absoluto; si somos capaces de ir más allá del “yo siento” o “yo creo” para llegar a los argumentos serios, nos damos cuenta de que sí existe esa Verdad, aquello en lo que todos coincidimos: el deseo de sentido, felicidad, la paz, el amor, la justicia, la dignidad… incluso un, más o menos consciente, anhelo de eternidad, una sed de que todo lo bueno que somos y tenemos perdure para siempre… En eso estamos todos, seamos como seamos, los creyentes de cualquier religión y los no creyentes; los de unas convicciones políticas y los de otras; los del norte y los del sur.

Lo que pasa es que si existen infinitud de matices a la hora de expresar y definir esos ideales; son muchos los caminos que se proponen para alcanzarlos y también son diferentes los puntos de partida o las perspectivas desde las que se contemplan.

Jesús dice a Pilatos “Para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad escucha mi voz"(Jn); se presenta a sí mismo, su vida y palabra,  como la manifestación de esa Verdad, de eso en lo que  toda la humanidad participa; lo que la sostiene y alienta;   de ese “alguien” que es  Dios.

El Señor nos ha revelado plenamente la Verdad, pero otra cosa es nuestra limitada capacidad para comprenderla y acogerla, de ahí que nadie pueda arrogarse la plena posesión de la misma; que todos seamos sólo buscadores, como Tomás.

La llamemos como la llamemos, es importante que nos pongamos en camino y que compartamos la misión, esa investigación vital; que dialoguemos y compartamos lo que cada uno descubre…

La búsqueda de la Verdad no es algo pasado de moda, ni una absurda elucubración intelectual… buscar es la única forma de encontrar, y en la Verdad está nuestro futuro y nuestro presente, la felicidad del ser humano.

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