lunes, 24 de octubre de 2011

23 de octubre. LA MUNDIAL

Hoy hemos celebrado el Domund, el domingo mundial de las misiones. Cuando era pequeño, este día me hablaba de los niños chinos, de huchas por las calles y pegatinas en la camiseta… puede que, para muchos, siga significando sólo eso…
En la actualidad, este acontecimiento me lleva, en primer lugar a mis hermanos y hermanas que desarrollan su vocación en lugares difíciles, peligrosos, poco receptivos a la Palabra; más allá del sentimentalismo y de ñoñas ideas románticas,  me habla de personas que se entregan a otras formas de vivir y comprender el mundo para, desde un profundo respeto, encontrar en ellas a Dios y llevar la dignidad, la justicia y la paz a todas las gentes. Hombres y mujeres que abandonan sus tierras y a su gente para enfrentarse a grandes dificultades, frustraciones y rechazos, para apasionarse con otros lugares, hombres y costumbres. En mi comunidad, sin ir más lejos, tengo un hermano que, tras dar la vida allí durante muchos años,  siempre llevará a África en lo más profundo de su corazón…

Me sabe, igualmente, a universalidad, a los rostros de los hermanos americanos, asiáticos, africanos… a tanta gente querida o, aún por conocer, que vive y anuncia su fe en sus propios países,  en otras lenguas, con otros acentos, en paisajes y climas lejanos y soñados desde aquí.

Pero el Domund, también me hace pensar en mí mismo y en mis hermanos de al lado, porque todos tenemos la responsabilidad y la oportunidad de ser parte de la misión de la Iglesia… lo cierto es que no nos queda otra, si de verdad nos encontramos con Dios, sólo podemos entusiasmarnos con Él y eso, hay que contarlo, comunicarlo y compartirlo.

El domingo del Domund, en definitiva, me habla del Reino de Dios; hoy no significa para mí más que amor, un amor que se extiende a todos los rincones del planeta y que hace que todos los seres humanos seamos hermanos…. Un amor que es blanco, amarillo, negro, rojo o “mezclaito”; que, no importa si  brilla en España, en Chile, en Mozambique o en Corea… sea, donde sea, es el mío y el tuyo, el de todos en Dios.


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