viernes, 9 de septiembre de 2011

8 de septiembre. RECIÉN NACIDOS

Hoy hemos celebrado la natividad de María de Nazaret…me acordaba de una cosa que me contaba la otra noche un viejo amigo que también es un padre nuevo: al hablarme de su hijo me decía algo así  “es que, a pesar de ser tan pequeño, ¡es tan perfecto! Tiene la piel de todo el cuerpo  tan limpia, tan suave…”
Me imagino que así nacemos todos, perfectos a los ojos de nuestro “Padre-Madre Dios”, pero luego, con los golpes, las miserias, los errores y los cansancios de la vida nos vamos llenando el corazón de arrugas, cicatrices, manchas o flacideces… la celebración de hoy me hace pensar en que María se dejó conservar siempre así, como recién nacida, perfecta a los ojos de Dios, y que también nosotros podemos recobrar esa virginidad profunda que teníamos cuando nacimos.

Cuando nacemos, comienza a hacerse realidad un sueño que Dios viene acariciando en sus entrañas desde toda la eternidad, uno que tiene nuestros nombres y apellidos.

Nacer es abrir los ojos y dejar que nos maraville  toda una realidad, que ya estaba ahí, pero que ahora  se presenta totalmente nueva ante nosotros.

Nacer es descubrir la propia necesidad, sentir hambre y sed, el frío,  las ganas de un beso y el abrazo. Dejar, con naturalidad, que el otro te cuide y te llene de amor.

Nacer es soñar, posibilidad, ilusiones constantes por las que apostar.

Nacer es inundar de ternura la tierra, hacer que al Señor se le caiga la baba cuando, con nuestras manos frágiles, nos aferramos  a su dedo amoroso.

Nacer es fiarse, no plantearse siquiera que nos pueda faltar lo verdaderamente necesario.

Nacer es llenarte la cabeza de preguntas, el deseo de conocer;  cuestionar a los que nos rodean acerca del milagro de la vida y del ser humano. Atreverse, ser valiente, arriesgarlo todo.

Es saberse vacío, no olvidar que tenemos un camino que recorrer, llenarse de Dios.

Nacer es asumir que se nos clavará en el corazón casi tanto dolor como podemos soportar, aprender a disfrutar a lo grande de todo lo pequeño; es la oportunidad de alcanzar la plenitud, de SER.

Nacer es abrir de par en par las puertas del alma, llenarse de vida para poder derramarla por todas partes. Es aprender lenguajes mientras lo comunicas todo con una sonrisa.

Eso es lo que María recién nacida me balbucea esta noche al oído.

¡Feliz cumpleaños mamá María y GRACIAS siempre!.


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