Durante toda esta semana, no he podido asistir a mi cita con el blog: he
estado acompañando en sus ejercicios espirituales a Vicente, un joven hermano
que muy pronto hará su profesión perpetua. Ha sido una experiencia preciosa el
poder compartir estos días con él y el momento que está viviendo.
Vicente se ofreció a escribir algo para que compartiésemos desde aquí lo rezado y reflexionado juntos, así que es un
lujo ofreceros esta primera entrega de lo que vive. ¡¡¡Seguro que os gusta!!!
¡Ay que responsabilidad!
A
uno que es lector habitual de este blog, y que sabe la de seguidores y lectores
que tiene Félix, no deja de invadirle un cierto temblor al pensar en escribir
aquí... esto de ser un "autor invitado" -no sé si el primero... si
quitamos a su hermana, la madre de Rafa, creo que sí... ¡y eso que fui yo mismo
quien le propuse esta entrada!, aunque hay que decir que al comienzo del blog
anunció él que alguna vez habría firmas invitadas...- pero el caso es que es un
poco arriesgado, es como usurpar a los que le leemos las reflexiones tan ricas
y que tanto bien nos hacen, para ofrecer algo que seguro no será ni tan útil,
ni tan vivo, ni tan real, ni tan de Dios... pero ¡quién dijo miedo!
Porque
exactamente de eso se trata. De hablar y de superar miedos. Yo también soy
fraile dominico... y en estos próximos días haré mi Profesión Solemne, los
votos definitivos, para el resto de mi vida. Y no se crean, que a pesar de
llevar ya unos años viviendo en comunidad, viviendo los votos, siendo fraile
predicador, afrontar esto de la profesión para toda la vida da vértigo... y aún
sabiendo que es tu camino, el que te hace tener VIDA -con mayúsculas- y dar
algo de vida a los demás, aún así, esta extraña condición humana nuestra tan
fascinante y tan complicada no deja de hacer que se viva con un cierto miedo...
Y
me parece que en algún grado también es sano. No se enfrentan el saber lo que
quieres hacer, con un respeto por lo que vas a hacer. Saber que las decisiones
en la vida que son serias, que son reales, que son verdaderamente decisivas y
trascendentes para una persona, hay que afrontarlas así, sin banalidades ni
superficialidades de dejarse llevar porque toca, o por lo que te impulsa, no es
algo común en nuestro mundo. Las decisiones más importantes en la vida de las
personas, en esta sociedad muchas veces son tomadas muy a la ligera, sin ese
punto de sano temor... y a veces por eso, quizás, no se toman siempre demasiado
bien...
Pero
no sólo el temor o el miedo mandan en una decisión. Aunque tenga que estar para
que sean decisiones responsables, hay otro factor sin el que las decisiones se
toman igual de a la ligera, o incluso aún de peor manera si no está, y es el
del amor. Las decisiones en la vida en las que te juegas la vida, aunque es
verdad que son pocas, sólo pueden tomarse desde el amor, si no, sin amor, serán
siempre decisiones erradas.
El
caso es que voy a hacer mi profesión solemne como fraile en la Orden de
Predicadores, para toda la vida. ¿Y por qué? Pues aunque suene a topicazo, y a
manido, no se me ocurre otra cosa que precisamente por amor. Pero ojo, el amor
no es eso que sale en las películas románticas, no es un mundo rosa de violines
y esponjitas y nubes, no es el amor algo blando, suavón, sin cuerpo, no es el
flower-power de qué felices estamos... y una madre o un padre lo saben bien. El
amor hace sufrir, el amor de verdad duele, el amor pasa noches en vela, el amor
se sacrifica, amar de verdad es de algún modo, morirse cada día un poquito uno
mismo para que el amado, la amada, lo amado, viva más y mejor... es dar la vida
para que otros tengan vida. Por eso la cruz es el mayor signo de amor que se
puede pensar.
Pero
ese amor que te lleva a morirte, y que duele, no es ni puede ser, si es de
verdad, una amargura sin sentido de frustración. Morirse amando es morirse
sonriendo. Hay un cristo que siempre me ha parecido una preciosidad que está en
la Capilla del Castillo de Javier, en Navarra, que es el Cristo de la sonrisa.
Amar lleva a aceptar las muertes de amor con una sonrisa, con paz, con hondura,
con profundidad... con esperanza. Morirse amando, es morirse queriendo todo lo
mejor para los que das la vida... y extrañamente quizás aceptándolo con paz y
simpatía y plenitud, aun cuando no sepas si realmente sirve para algo... y es
que el amor no es algo que sea útil, o que busque la utilidad. Porque amar es
ir dando tu vida cada día para que la vida de los otros se enriquezca, mejore,
sea más plena, más libre, más justa, más de verdad... incluso aunque no se
logre. Y eso, en una paradoja fascinante que todo el evangelio cubre y recorre,
hace que la vida del que entrega su vida gratuitamente, reverdezca, dé frutos,
se llene de sentido, de vida, de pasión, de emoción, de riquezas sin cuento...
aunque con realismo, sabiendo que morirse duele y hace sufrir, morir a todo lo
que no deja al amor crecer libre y fuerte, matar todo lo que va contra el amor
de Dios.
Eso
lo he experimentado yo, y en eso creo profundamente. Quiero esa vida que he
comenzado a gustar estos años, y la quiero del todo, completa, profunda, para
siempre. Por eso soy fraile dominico y por eso quiero serlo toda la vida...
Pese a todas mis propias incoherencias y debilidades y limitaciones -que son
muchas, muchísimas... demasiadas- , pese a la realidad de las debilidades de
mis hermanos... La opción de la ilusión, de mirar cada día desde lo mejor y
desde lo que puede ser en vez desde lo que no funciona y lo que va mal, mirar
desde la gratuidad, desde Dios, es la opción que quiero en mi vida.
Caminar
detrás de Jesús de Nazaret, intentar hacer vida de ese mensaje de amor, de
vida, de plenitud, de agradecimiento, de servicio, es una opción de fe. No hay
seguridades ninguna. No hay mas que la creencia de que quedándose al aire, al
viento del Espíritu, optando por Jesús, por tratar de hacer vida de evangelio,
del amor de Dios, la vida de uno tiene más sentido, se plenifica, da frutos de
vida para los demás...
Olé, olé y olé.
ResponderEliminarNo te conozco,pero creo que tu vida está llena de amor y con ganas de compartir con los demás.Caminar detrás de Jesús es lo mejor para hacer vida de avangelio.Te veo con mucha ilusión y ganas.¿Ánimo¡No dejes nunca de rezar.
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