miércoles, 29 de agosto de 2012

29 de agosto. PARA TODA LA VIDA


Durante toda esta semana, no he podido asistir a mi cita con el blog: he estado acompañando en sus ejercicios espirituales a Vicente, un joven hermano que muy pronto hará su profesión perpetua. Ha sido una experiencia preciosa el poder compartir estos días con él y el momento que está viviendo.

Vicente se ofreció a escribir algo para que  compartiésemos desde aquí  lo rezado y reflexionado juntos, así que es un lujo ofreceros esta primera entrega de lo que vive. ¡¡¡Seguro que os gusta!!!

 

¡Ay que responsabilidad!

            A uno que es lector habitual de este blog, y que sabe la de seguidores y lectores que tiene Félix, no deja de invadirle un cierto temblor al pensar en escribir aquí... esto de ser un "autor invitado" -no sé si el primero... si quitamos a su hermana, la madre de Rafa, creo que sí... ¡y eso que fui yo mismo quien le propuse esta entrada!, aunque hay que decir que al comienzo del blog anunció él que alguna vez habría firmas invitadas...- pero el caso es que es un poco arriesgado, es como usurpar a los que le leemos las reflexiones tan ricas y que tanto bien nos hacen, para ofrecer algo que seguro no será ni tan útil, ni tan vivo, ni tan real, ni tan de Dios... pero ¡quién dijo miedo!

            Porque exactamente de eso se trata. De hablar y de superar miedos. Yo también soy fraile dominico... y en estos próximos días haré mi Profesión Solemne, los votos definitivos, para el resto de mi vida. Y no se crean, que a pesar de llevar ya unos años viviendo en comunidad, viviendo los votos, siendo fraile predicador, afrontar esto de la profesión para toda la vida da vértigo... y aún sabiendo que es tu camino, el que te hace tener VIDA -con mayúsculas- y dar algo de vida a los demás, aún así, esta extraña condición humana nuestra tan fascinante y tan complicada no deja de hacer que se viva con un cierto miedo...

            Y me parece que en algún grado también es sano. No se enfrentan el saber lo que quieres hacer, con un respeto por lo que vas a hacer. Saber que las decisiones en la vida que son serias, que son reales, que son verdaderamente decisivas y trascendentes para una persona, hay que afrontarlas así, sin banalidades ni superficialidades de dejarse llevar porque toca, o por lo que te impulsa, no es algo común en nuestro mundo. Las decisiones más importantes en la vida de las personas, en esta sociedad muchas veces son tomadas muy a la ligera, sin ese punto de sano temor... y a veces por eso, quizás, no se toman siempre demasiado bien...

            Pero no sólo el temor o el miedo mandan en una decisión. Aunque tenga que estar para que sean decisiones responsables, hay otro factor sin el que las decisiones se toman igual de a la ligera, o incluso aún de peor manera si no está, y es el del amor. Las decisiones en la vida en las que te juegas la vida, aunque es verdad que son pocas, sólo pueden tomarse desde el amor, si no, sin amor, serán siempre decisiones erradas.

            El caso es que voy a hacer mi profesión solemne como fraile en la Orden de Predicadores, para toda la vida. ¿Y por qué? Pues aunque suene a topicazo, y a manido, no se me ocurre otra cosa que precisamente por amor. Pero ojo, el amor no es eso que sale en las películas románticas, no es un mundo rosa de violines y esponjitas y nubes, no es el amor algo blando, suavón, sin cuerpo, no es el flower-power de qué felices estamos... y una madre o un padre lo saben bien. El amor hace sufrir, el amor de verdad duele, el amor pasa noches en vela, el amor se sacrifica, amar de verdad es de algún modo, morirse cada día un poquito uno mismo para que el amado, la amada, lo amado, viva más y mejor... es dar la vida para que otros tengan vida. Por eso la cruz es el mayor signo de amor que se puede pensar.

            Pero ese amor que te lleva a morirte, y que duele, no es ni puede ser, si es de verdad, una amargura sin sentido de frustración. Morirse amando es morirse sonriendo. Hay un cristo que siempre me ha parecido una preciosidad que está en la Capilla del Castillo de Javier, en Navarra, que es el Cristo de la sonrisa. Amar lleva a aceptar las muertes de amor con una sonrisa, con paz, con hondura, con profundidad... con esperanza. Morirse amando, es morirse queriendo todo lo mejor para los que das la vida... y extrañamente quizás aceptándolo con paz y simpatía y plenitud, aun cuando no sepas si realmente sirve para algo... y es que el amor no es algo que sea útil, o que busque la utilidad. Porque amar es ir dando tu vida cada día para que la vida de los otros se enriquezca, mejore, sea más plena, más libre, más justa, más de verdad... incluso aunque no se logre. Y eso, en una paradoja fascinante que todo el evangelio cubre y recorre, hace que la vida del que entrega su vida gratuitamente, reverdezca, dé frutos, se llene de sentido, de vida, de pasión, de emoción, de riquezas sin cuento... aunque con realismo, sabiendo que morirse duele y hace sufrir, morir a todo lo que no deja al amor crecer libre y fuerte, matar todo lo que va contra el amor de Dios.

            Eso lo he experimentado yo, y en eso creo profundamente. Quiero esa vida que he comenzado a gustar estos años, y la quiero del todo, completa, profunda, para siempre. Por eso soy fraile dominico y por eso quiero serlo toda la vida... Pese a todas mis propias incoherencias y debilidades y limitaciones -que son muchas, muchísimas... demasiadas- , pese a la realidad de las debilidades de mis hermanos... La opción de la ilusión, de mirar cada día desde lo mejor y desde lo que puede ser en vez desde lo que no funciona y lo que va mal, mirar desde la gratuidad, desde Dios, es la opción que quiero en mi vida.            

            Caminar detrás de Jesús de Nazaret, intentar hacer vida de ese mensaje de amor, de vida, de plenitud, de agradecimiento, de servicio, es una opción de fe. No hay seguridades ninguna. No hay mas que la creencia de que quedándose al aire, al viento del Espíritu, optando por Jesús, por tratar de hacer vida de evangelio, del amor de Dios, la vida de uno tiene más sentido, se plenifica, da frutos de vida para los demás...

2 comentarios:

  1. No te conozco,pero creo que tu vida está llena de amor y con ganas de compartir con los demás.Caminar detrás de Jesús es lo mejor para hacer vida de avangelio.Te veo con mucha ilusión y ganas.¿Ánimo¡No dejes nunca de rezar.

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