lunes, 4 de junio de 2012

3 de junio. LA EXPOSICIÓN DE LA SELVA


Durante estos días han estado por aquí una pareja de voluntarios de “selvas amazónicas”, el secretariado que se ocupa de nuestras misiones en la selva peruana, Guinea Ecuatorial  y en República Dominicana, fundamentalmente.

Nos han preparado en la Iglesia una exposición fotográfica sobre la labor de los misioneros y misioneras dominicos en los últimos cien años: lo que se encontraron entonces, la forma en la que han actuado y los resultados de sus esfuerzos en el campo social, sanitario, educativo o religioso… especialmente en una zona de la Amazonía comprendida  entre dos ríos: el Urubamba (con las misiones de Quillabamba, Koribeni, Timpía, Kirigueti y Sepahua) y el Madre de Dios (con las misiones de Shintuya y Puerto Maldonado) .

Desde aquí, invito a quienes vivan en Sevilla, a que se pasen a verla porque es realmente sugerente.

Tengo un vínculo muy especial con aquella parte del mundo: tengo hermanos allí trabajando duro, frailes, hermanas y laicos dejándose la vida y siendo rabiosamente felices; algunos ya han vuelto pero han pasado en esas tierras momentos importantes, e incluso han tenido hijos allí; otros están a punto de marcharse para allá. Todos ellos me han ido contando poco a poco cómo es la vida en la selva, las gentes, las costumbres, la realidad…

Recorriendo la exposición, es como si conociera a esos niños que sonríen desde un papel brillante; me siento presente junto a esos hombres y mujeres que trabajan o celebran; heredero del legado de aquellos frailes que, con barbas largas, me miran con serenidad desde 1910 en  una foto en blanco y negro.

Entre todas esas instantáneas, las herramientas expuestas, los abalorios y los carteles explicativos he comprendido que  los hermanos que dejan todo lo conocido para dejarse guiar a una nueva tierra, se nos llevan a todos en la mochililla y también plantan allí parte de nuestro ser; que en el Evangelio evidencian que estamos íntimamente unidos  con los de allá; amando y sirviendo alimentan también nuestro amor y servicio; que verdaderamente, no hay distancias para el amor.

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