domingo, 30 de enero de 2011

29 de enero. BUSCANDO EN EL BAÚL...

He estado viendo un video en internet que me ha dejado un sentimiento contradictorio, es de esos en los que aparece una tendencia clara hacia lo medieval, que trata de recuperar formas pasadas.

Aunque creo que está presente en todos los ámbitos de la sociedad, es una corriente que cada vez es más fuerte en la Iglesia y, claro, también en la vida religiosa y que a mí me hace pensar…

Hace ya muchos años, antes de que yo fuese fraile, el maestro de la Orden advertía de la aparición de esa inquietud entre los más jóvenes y recomendaba a los veteranos comprensión y acogida a esas formas. Aunque reconozco que tiene su encanto el sentirse dentro del “nombre de la rosa”,  yo no soy así;  pero sí reconozco ese estilo a mí alrededor y trato de hacer lo que el general pedía; porque supongo que –aunque las formas son importantes-  , al final, son lo de menos; lo fundamental es lo que se vive, la honradez con la que uno se plantea su vocación, las ganas de entregarse y de trabajar; que nos dejemos la piel por lo humano, la justicia, la dignidad, la libertad y el amor.
















A pesar de todo tengo que reconocer que me preocupan y asustan un poco esos “nuevos” aires que se respiran. Imagino que me da miedo que la cosa se extienda tanto que no quede espacio para otro tipo de expresiones, en las que yo me encuentro más cómodo;  me preocupa que el resurgir de esos modos del pasado esté ocultando la carencia de otras cosas…

¿Cuantas veces recurrimos a lo externo para reafirmar lo que sentimos débil por dentro?, ¡como para creérnoslo nosotros mismos! Cuando estamos de verdad convencidos de quienes somos no nos hace tanta falta pregonarlo por fuera, sale solo ¿no?

Por otra parte, ¿es esa la respuesta que nuestros contemporáneos necesitan? No la que les ofrece más seguridad o romanticismo, sino ¿la que hace falta ofrecer hoy?

En el mundo actual, esos lenguajes neo-algo ¿presentan el Evangelio con toda su alegría y exigencia de forma comprensible?
Pensándolo bien, es posible que ni mi manera de verlo (más postconcilial) tampoco lo haga ya, que el mundo ha cambiado un montón en cincuenta años…

Quizás lo urgente sea buscar nuevas formas que se adapten y respondan de verdad a lo que se vive en el presente. Que no ofrezcan una burbujita de pseudomisticismo y bien estar; ni dejen al personal tranquilo porque se les dictan todas las opciones a tomar; que no nos uniforme, que tampoco sea el “todo vale”…

Es nuestra responsabilidad el encontrar modos de expresión de nuestra fe que se adecuen verdaderamente a lo que cada uno de nosotros vive y a la experiencia de toda la comunidad.

El conocer y dialogar con el mundo con el ser humano de ahora, para ofrecerle también de un modo significativo a Jesucristo.

Cada momento de la historia ha tenido sus inquietudes y expresión, el nuestro también lo tiene y es preciso que lo busquemos y encontremos, que lo hagamos juntos, en lugar de mirar con nostalgia al ayer (no me importa si es el de hace 200 o 50 años).

1 comentario:

  1. guapooooo!!!! que pedazo de reflexión!!!!me ha dado muucho que pensar!!!!muchas gracias!!!!quizás en la sociedad en la que vivimos, donde los valores humanos son comercializados, donde las ansias de libertad están patrocinadas por una marca de coche, o la solidaridad por una marca de bebida, el ser humano esté tan perdido que necesite más que nunca las normas para volver a sus origines, pues el pensar y el actuar conforme a unos principios de manera libre y espontánea están siendo comercializados, no?. Supongo qué es en ese punto de inflexión cuando el seguidor de Cristo más que nunca debe hacerse presente, como expresión libre del Amor del Padre y es donde desde la misma base de la libertad habra que dar hasta que duela y con alegría, como promulgaba la Hermana Teresa, no?
    Miles de bss y sigue escribiendo como lo haces eres muuuuu grande!!!!!muack!!!!
    Reyes

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