sábado, 8 de enero de 2011

7 de enero. ¡SALTA!

Con esta entrada, hago ya mi primera semana aquí y me está gustando mucho la experiencia.

Cuando me planteaba esta idea, había varias razones que me parecían interesantes y me animaban a empezar pero, aunque sólo llevo siete días, ahora todas han pasado a un segundo plano. Esto del blog esta siendo muy positivo a nivel personal: me viene de perlas pararme al final de cada día y recapitular, saborear lo vivido, rastrear la presencia de Dios a lo largo de las horas y dejar que él me inspire y me ayude a sacar conclusiones… ¡creo que hasta duermo mejor!

También es un lujo encontrarte con que –aunque no he querido airear esta “aventurilla”- algunos dedicáis un ratillo a acompañarme. Sé que unos sois ya compañeros desde hace tiempo, pero otros no me conocían y también comparten este rincón conmigo. Somos poquitos, pero me gusta, me gusta de verdad.

Aprovecho para presentar “oficialmente” a Olivia, que nos enriquece con sus comentarios. Es hermana mía, laica dominica y en cuanto le hablé de esta idea que me rondaba por la cabeza se ofreció a participar. Olivia escribe muy bien, pero sobre todo tiene mucho que contar, desde su sensibilidad, su ser, su trabajo, su fe… algún día subiremos algún texto suyo al que yo tendré el gustazo de ponerle imágenes.

Para los miembros de la Familia Dominicana la comunidad es un pilar imprescindible y gracias a vosotros yo también aquí me siento entre y con hermanos.

Lo que estoy aprendiendo desde hace una semana, me recuerda que cuantas veces en la vida nos pasa lo mismo, sobre todo si nos atrevemos –aunque sea un poquito- a fiarnos de nuestro Dios. Las cosas no son como pensábamos en un principio, lo que nos asustaba no era para tanto; lo que parecía superarnos resulta asequible; lo que no nos llamaba la atención, acaba siendo extraordinario.

Muchas veces incluso, Padre-Madre Dios se vale de nuestros errores y de motivaciones falsas o insuficientes para llegar hasta nosotros. Mi vida, la historia de mi vocación, está repleta de momentos así. Cuando empecé con todas estas aventuras de la fe, por ejemplo, en ningún momento pensé en nada más que los buenos ratos que pasaba junto a gente que empezaba a querer y poco a poco fui descubriendo y encontrando más y más… igual cuando me planteaba la vocación religiosa o cuando llegó el momento de ordenarme.






































Las cosas de Dios se van desvelando poco a poco, despacio y con sutilidad, como queriendo cuidarnos y no impresionarnos demasiado, para que no nos sintamos desbordados. Pero le hacemos falta también, él no puede hacerlo todo; necesita que, desde nuestra libertad, nos atrevamos a dar pequeños saltos de confianza, unos pasitos hasta agarrarnos de su mano.

Por cada gesto, cada renuncia, recibimos siempre y con creces esa sorpresa constante que es nuestro Dios.

El miedo, la duda, sin humanos y hasta necesarios, lo malo es cuando dejamos que ellos sean los dueños de nuestra vida y nos detengan, nos reduzcan. Sabiendo que Dios están contigo ¡siempre merece la pena saltar!.



…Como saltó San Raimundo de Peñafort, al que hoy hemos celebrado. Me gustaría ir compartiendo también aquí mi visión de algunos de mis hermanos y hermanas, los  santos dominicos más destacados. Si alguien quiere conocer algo más de él, os dejo unos enlaces:


1 comentario:

  1. Me cuenta un pajarito (ese al que ha tenido que censurar el autor) que te he pisado el tema de la cotidianidad (pensé que lo había escrito mal, pero la RAE admite las dos grafías: cotidianidad y cotidianeidad). Siento haberme adelantado, pero a la vez, me gusta esta suerte de coincidencia que no lo es. Es, al fin, una muestra más de ese ser y sentirnos en comunión, a pesar de la distancia, solo física.
    Hoy, ahora que ya estoy presentada "oficialmente", me voy a quedar con esa frase tuya: "Las cosas no son como pensábamos en un principio, lo que nos asustaba no era para tanto; lo que parecía superarnos resulta asequible; lo que no nos llamaba la atención, acaba siendo extraordinario".
    "Sorpresas te da la vida", para unos, para otros el Destino, los Hados o al fin, Dios.
    Pero, ¿qué sería de la existencia de cada un@ sin esas novedades? Es como ir de rebajas: por más que quieras planificarlas para ser un consumidor/a coherente, aparece algo inesperado que te atrapa y que te rompe la marcha, que te saca de tus casillas.
    A mi me encanta decir que "Dios nos saca de nuestras casillas", pero también lo hacen, en el buen sentido, las personas que nos rodean, aquellas con las que nos encontramos, los pequeños, los que sufren.
    Si las cosas y las personas, si la vida no nos sorprende a veces, no nos saca de lo cotidiano (otra vez), es mejor que, como dicen por estas tierras valencianas, "te lo hagas mirar". Si permanezco impasible ante lo que me rodea... ¿estoy viv@?

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