Se me estaba haciendo urgente un zafarrancho de limpieza en mi habitación,
después de varios días encerrado y estudiando, tenía libros y papeles por todas
partes, así que de hoy no ha pasado y lo he dejado todo como los chorros del
oro.
Aunque no puedo negar que soy muy desordenado, qué diferencia más grande
hay cuando el entorno en el que trabajas está limpio y bien dispuesto…
simplemente la mesa, ahora casi vacía y brillante, ya era una invitación a
seguir con la investigación y la redacción de la tesis.
Esto que en el entorno y lo exterior es evidente hasta para mí, con lo desastre que
soy, es así también en el foro interno de cada uno de nosotros: se vive de
forma muy distinta si estamos limpios y ordenados por dentro.
En ocasiones me he encontrado con personas que consumen y acumulan
experiencias sin ningún sentido ni continuidad; que lo mismo hacen una cosa
como todo lo contrario; que hasta desarrollan de forma simultánea actitudes y realidades contradictorias… ante
ellos siempre me pregunto ¿cómo podrán vivir así?
Creo que de esa forma es imposible ser medianamente feliz ni tener algo de
paz; tampoco es que yo sea un ejemplo de nada, que como todo el mundo, cometo
mis incoherencias y errores; pero sí que es importante ser consciente de si tu “habitación” esta manga por hombro o si la
tienes más o menos aseada
Saber hacia donde queremos conducirnos y no dejar de plantearnos si cada
una de nuestras acciones encaja con ello, es una buena formula para encontrar
equilibrio. Mucho mejor aún si nos atrevemos a dejar que entre el Maestro y nos
limpie a fondo todos los rincones.
Llevas razón en lo que comentas. Hay personas que tienen una entrega de servicio envidiable, pero las ves en otras situaciones en que su ejemplo no es acorde con ese espíritu de servicio. Entonces pienso que en esa ocasión a podido más el demonio que Dios y me imagino esa lucha interna que no deja vivir y que consume y destruye todo lo bueno a tu alrededor, sobre todo lo más cercano. Creo que si no somos capaces de reconocer nuestros fallos y debilidades y ponerles remedio, difícilmente podremos ayudar a otros con nuestro ejemplo. Como dices, antes de limpiar la casa de los demás, procuremos limpiar la nuestra. Un abrazo y no te canses de escribir
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