Pese a la injusticia, la violencia; el egoísmo o la indolencia; ante el sufrimiento de tantos inocentes; contra todos los muros que intentan romper los sueños… vale la pena continuar esperando.
Con todos nuestros fracasos, impotencias y frustraciones…vale la pena seguir trabajando.
Más allá de las dudas, el frío, la oscuridad o la incomprensión…vale la pena permanecer creyendo.
En este nuevo año, merece la pena seguir adelante, amando, creyendo, esperando, trabajando, creciendo y buscando.
Y vale la pena, porque valen mucho más y son más numerosas las satisfacciones, las compañías, las alegrías, las conquistas, las ilusiones o las posibilidades…
En este nuevo año que Dios nos regala, quisiera que una decepción no me nublara miles de risas; que la costumbre me deje sin lágrimas; que el miedo a apostar, me despoje de todas ganancias de la historia; que una nube apague la grandiosidad del sol; ni que un bache detenga mi camino.
Dios nos ofrece una vez más, un año de posibilidad ¡qué no se nos escape con tonterías!
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