viernes, 5 de abril de 2013

5 de abril. JOPECON


Al volver de la Pascua, me he encontrado más desbordado que nunca por el trabajo… me espera una buena temporada de no parar, cada día, cuando termino los asuntos de la parroquia y el ministerio, me están esperando en la habitación otros compromisos que ya van empezando a ser urgentes y que me ocupan todo el tiempo. Para poder dar abasto, hasta he tenido que ir renunciando a algunas ocupaciones menos importantes, incluida mi cita diaria con este blog.

No voy a negar que esta situación me agobia un poco, pero a la vez es muy agradable. Esta tarde pensaba que todos los testigos de la resurrección, tras encontrarse con Cristo vivo, son enviados inmediatamente a anunciar esa alegría a los hermanos. Así que, esta VIDA con mayúsculas que se nos ha regalado y que estamos celebrando es para que nosotros, a su vez, la regalemos, la ofrezcamos a los demás.
 
 
 

Es una misión que si se contempla sin falsos romanticismos es dura: exige sacrificio, austeridad, compromiso… y, no sé si me estaré engañando a mí mismo, pero quiero pensar que en eso estoy yo ahora: dando vida. Al contemplar esta situación desde esa perspectiva es cuando, en medio de este ritmo extremo de trabajo, encuentro alegría y de la buena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario