viernes, 14 de diciembre de 2012

13 de diciembre. NO NOS CONVENCERÁN


        Hoy (que parece que no se ha acabado el mundo) me ha tocado a mi predicar en el triduo de preparación a la navidad que estamos celebrando en la parroquia.

En este segundo día nos hemos centrado en nuestra forma de mirar al mundo como creyentes y cómo aprender a  hacerlo especialmente ahora, en Adviento.

Los cristianos no podemos dejarnos embaucar por los agoreros y profetas de calamidades que no dejan de querer meternos miedo en el cuerpo.

El miedo es el principal enemigo de la fe, nos lleva  al egoísmo y la desconfianza; ahoga la esperanza y  el amor y nos quita la libertad. Es muy fácil manipular y utilizar a la gente cuando está asustada…

Por eso a los poderosos de la sociedad les interesa atemorizarnos; es la razón por la que en el mundo nunca parecen faltar amenazas… por eso también la Palabra de Dios nos repite eso de “no tengáis miedo”.
 
 
 

El mundo es como es, pero todo depende de cómo queramos verlo nosotros. Es fácil centrarnos en las dificultades, los problemas, la enfermedad, el desamparo… permitir que esos aspectos inevitables de la vida ocupen toda nuestra atención mientras que lo bueno, las bendiciones, la riqueza que Dios siembra constantemente en la Tierra nos pasan desapercibidas por cotidianas…. Son “la normalidad”.

Al comenzar nuestro espacio de oración he querido que todos nos hiciéramos conscientes de todo lo bueno que somos y tenemos; nosotros y nuestro mundo…nuestro hermoso mundo y nuestra sociedad.

Desde aquí, también os invito a hacer lo mismo; os invito a hacer silencio y repasar ante Dios nuestro mundo, nuestro entorno, nuestra vida y a encontrar su presencia; los gestos de amor que incansablemente se derraman sobre nosotros:

Las cosas buenas que tenemos; Las personas a las que amamos y que nos aman; Las capacidades, las virtudes… propias o de la humanidad entera; Las buenas noticias que, aunque ocurren constantemente y por todas partes,  no salen en los telediarios; Las gentes que se dejan la vida atendiendo a un enfermo o cuidando a los que sufren… Los millones de sacrificios de amor que anónimamente tiene lugar por todas partes: los padres y madres, los hermanos, las parejas, los amigos, las asociaciones…

¡Qué lo disfrutemos!

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