sábado, 5 de marzo de 2011

4 de marzo. ROBÍN HOOD Y EL BUEN SAMARITANO

Con el día de hoy termina esta semana especialmente intensa que me he pegado.  La tarde ha acabado con la última de las jornadas que hemos tenido en la parroquia y no puedo evitar seguir dándole vueltas al asunto.
Saber  que el fin del hambre, de las injusticias del mundo es posible; que no es una utopía sino que podría lograrse con un mínimo esfuerzo económico por parte de los más poderosos me da mucho que pensar. El famoso 0,7%; la tasa Tobin –o también conocida como tasa Robín Hood- que consiste en un 0,05% de cargo que se aplicaría a las grandes transacciones bancarias internacionales y otro impuesto similar sobre el mercado de armamento, son tres medidas que serían suficientes para erradicar el hambre de la faz de la Tierra.
Si la buena gente de a pie fuese capaz de unirse y exigir de sus gobiernos, con rotundidad, el cumplimiento de estas propuestas… ¡podríamos acabar con tanta muerte y destrucción!
¿Por qué no lo hacemos entonces? Recuerdo que en la parábola del buen samaritano, el que se hace prójimo empieza por bajarse de su cabalgadura; por abandonar la comodidad en la que estaba instalado… hoy podríamos decir que se comienza tomándonos algunas molestias como prestar tu firma, acudir a una manifestación o estudiar el voto que vamos a emitir. Por otro lado, el pasar de largo sería quedarse sentadito en el sofá sin hacer nada, consintiendo la explotación y el dolor de tus hermanos, dejándolos morir.

Durante estas semanas estamos presenciando, en el norte de África, el poder de la gente sencilla para cambiar la realidad; esa capacidad que –en nuestros países- nos quieren hacer olvidar.

El Evangelio, por su parte, no deja de recordárnoslo, de invitarnos a despertar un amor, una fraternidad y una compasión que no se vive únicamente en los momentos de bonanza y desde lo que nos sobra, sino que se pone en juego especialmente en momentos de crisis, como este en los que las dificultades y la necesidad se agudizan para todos.
El buen samaritano se bajó de su cabalgadura para, empujado por el amor, cedérsela a quien la necesitaba más que él… en esa acción está su paz, su plenitud; una salvación que no puede ser individual; que si no es alcanzada por todos y para todos, no será de nadie.

1 comentario:

  1. No actuamos por comodidad. Lo más sencillo es quedarse en el sofá, no hacer nada, pasar de largo. Esto es así porque realmente pensamos que no podemos hacer nada para evitar tanto sufrimiento y no pensamos que un poquito tuyo, otro poquito mío y un poco más de aquél puede hacer mucho.

    También pienso que si nos tocar más de cerca, si se tratara de un vecino, un familiar, etc, nos lanzaríamos a la calle a pedir explicaciones por algo tan sencillo y fácil de asumir por los gobiernos como el 0,07 o el 0,05... Y no, no lo hacemos, pese a que seamos hermanos... al no corrernos la sangre, parece que sea distinto.

    Y al final, simplemente nos contentamos con ver las noticias y sufrir un poco durante ese tiempo, y luego, seguir con nuestro día a día.

    Es muy injusto y de "mal samaritano" apartar la mirada ante toda la pobreza del mundo. Hemos tenido la suerte de nacer donde hemos nacido... pero, ¿qué culpa tienen los demás de hacerlo en sitios donde hay pobreza, conflicto, etc?

    Tras pensar, actuar!!!

    ResponderEliminar