domingo, 13 de marzo de 2011

12 de marzo. MI MARTA Y MI MARÍA

Hoy he cambiado de aires, estoy en otra ciudad, con otras gentes y con nuevas posibilidades. Un viaje en tren por unos campos preciosos que empiezan a recibir a la primavera; el reencuentro con viejos hermanos, compañeros de siempre; juegos con sus hijos; nuevos aprendizajes y ¡hasta he podido visitar un museo!
He tenido la posibilidad de entregarme a algunas de las cosas que más valoro en la vida y con las que más disfruto. Cada día me resulta más difícil aparcar mis intereses y ocupaciones cotidianas; detener el ritmo diario para atender otras necesidades.
Sé que en una vida como la que a mí se me ha ofrecido, es fundamental buscar ocasiones así, en las que uno recarga las baterías y recupera fuerzas para poder seguir adelante; dando lo mucho o lo poco que se pueda, sin desfallecer. Soy consciente de ello, pero como digo, lo hago muy poco; me resulta muy difícil.
Sólo cuando las circunstancias y la vida me “obligan” a ello, soy capaz de bajar la persiana y dejarme colmar. Es entonces cuando verdaderamente me doy cuenta de mi debilidad, de mi cansancio, de la falta que me hacía.
Hoy ha sido así y yo no sabía qué contar esta noche aquí; porque no he hecho nada del otro mundo; porque he hecho lo más importante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario